POLITICA
AMBIENTAL NACIONAL - PROGRAMA ACCION NACIONAL - APROBACION
Resolución
(SAyDS)
250/03. Del 6/3/2003. B.O.: 5/5/2003. Apruébase el Programa
de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación y
Mitigación de los efectos de la Sequía y su Documento Base.
Objetivos. Metodología. Diagnóstico de la desertificación.
Aspectos institucionales, jurídicos y económicos. Areas del
Programa de Acción.
CAPITULO
4
DIAGNOSTICO
DE LA DESERTIFICACION
La
desertificación en el país
La
República Argentina ocupa más del 80% de su territorio con
actividades agrícolas, ganaderas y forestales, generando un
impacto importante en la base de sus recursos naturales, que se
expresa en la actualidad con más de 60.000.000 de hectáreas
sujetas a procesos erosivos de moderados a graves. Cada año se
agregan 650.000 has, con distintos grados de erosión.
Esta
situación es particularmente aguda y crítica en las zonas áridas
y semiáridas que componen el 75 % del territorio nacional,
donde la pérdida de productividad se traduce en el consiguiente
deterioro de las condiciones de vida y expulsión de población.
La
población urbana y rural establecida en esta región árida/semiárida
es aproximadamente el 30% del total nacional (9.000.000 de
habitantes).
Muchos
de los estados provinciales de la región presentan ingresos per
cápita promedio inferiores a la media nacional, y los
porcentajes de hogares con necesidades básicas insatisfechas
duplican la media nacional.
La
gran variedad de condiciones climáticas, procesos geomorfológicos
y de recursos de suelo y forestales, determinan una gran
diversidad ecológica en las regiones y subregiones sujetas a déficit
hídrico.
En
la región Pampeana Semiárida (20.000.000 de has.), con
suelos arenosos de pendientes suaves, se generalizó la
agricultura con prácticas incorrectas y el sobrepastoreo en las
áreas más secas. Las sequías periódicas desataron procesos
de erosión eólica (más de 8.000.000 de has.) dando origen a médanos
y exponiendo los suelos a la erosión hídrica (4.000.000 de
has.).
En
la Patagonia (80.000.000 de has.), estepa con relieve de
mesetas, la causante principal de la desertificación está dada
por el sobrepastoreo ovino. Los sistemas ganaderos extensivos
establecidos hace más de un siglo no contemplaron el uso
sustentable del pastizal natural, acentuando sus condiciones de
aridez por disminución o eliminación de la cubierta vegetal.
Coexisten
en el ambiente patagónico los valles irrigados con severos
procesos de salinización y revenimiento. Actualmente más del
30 % de la superficie de la región se encuentra afectada por
procesos erosivos eólicos e hídricos severos o graves.
El
Chaco Semiárido (32.000.000 de has.) gran planicie
ubicada en el centro norte del país, presenta un ecosistema con
vocación forestal sujeto a desmonte masivo y sobrepastoreo, que
junto a la agricultura expoliativa, expone los suelos a las
precipitaciones y temperaturas extremas, generando pérdidas en
la fertilidad y eficiencia hídrica, y procesos erosivos.
Esta
situación se agrava hacia el oeste donde la región del Chaco
Arido presenta las condiciones más extremas de aridez del
Gran Chaco Americano.
La
Puna (8.000.000 de has.), altiplanicie despoblada,
ubicada en el Noroeste a más de 3.000 metros de altura, junto a
la desierta región Altoandina (8.000.000 de has.) está
sujeta a procesos de erosión hídrica y eólica,
fundamentalmente por sobrepastoreo.
Los
Valles Aridos del Noroeste y las Sierras Secas
Centrales (15.000.000 de has.), áreas montañosas con
sistemas agrícolas bajo riego y ganadería extensiva en los
faldeos montañosos, presentan problemas de erosión en las
cuencas hidrográficas por sobrepastoreo, deforestación e
incendios.
En
el área de Cuyo (20.000.000 de has.) coexisten
importantes áreas bajo riego, con problemas de salinización y
revenimiento freático (oasis de cultivo), con extensas llanuras
fluvioeólicas "de las travesías", sujetas a
sobrepastoreo y deforestación.
Se
destacan por su importancia los procesos de desertificación que
afectan la cantidad y calidad de los recursos hídricos
superficiales y subterráneos.
Las
regiones áridas disponen sólo del 12 % de los recursos hídricos
superficiales del país (2.600 m3/seg), los que junto a la
dotación de aguas subterráneas, permiten el riego en más de
1.250.000 hectáreas en los llamados oasis de riego.
Pero
deficiencias en la infraestructura de riego, la inadecuada
sistematización del terreno, el mal manejo del agua y déficits
en la asistencia técnica al productor, llevaron a que cerca del
40 % de la superficie presenta problemas de salinización y/o
revenimiento freático.
La
dramática disminución de las formaciones boscosas de la
Argentina ha acompañado a la desertificación. En los últimos
75 años la reducción de la superficie forestal natural, por
efecto de la explotación con objeto maderero y energético,
sobrepastoreo y el desmonte para la ganadería y la agricultura,
alcanzó el 66 % (mayoritariamente en las zonas secas) de su
superficie original.
Asociado
con la ocupación del territorio y la modificación de los
ecosistemas, la pérdida de biodiversidad se expresa en el
peligro de desaparición del 40 % de las especies vegetales y
animales en todas las regiones marginales y en especial en las más
expuestas a la desertificación.
Las
deficiencias en la tenencia de la tierra es un factor que
contribuye a agravar los procesos de deterioro. Tanto el
latifundio como el minifundio, la ocupación de tierras
fiscales, y los problemas de títulos llevan a una creciente
degradación del suelo, el agua y la vegetación, disminuyendo y
anulando su productividad, sumiendo a los pobladores en la
pobreza u obligándolos a la migración.
Problemas
graves como el ausentismo, bajo valor de la producción
primaria, dificultades en la comercialización y escasas
alternativas productivas, presionan sobre los procesos de
desertificación.
Una
problemática poco considerada, que afecta a todos los núcleos
poblacionales del país, es la desertificación en las áreas
periurbanas, originada en la presión social de grupos
marginados y migrantes de las áreas rurales.
Qué
nos dijo la gente
El
objetivo principal de los talleres regionales ha sido reunir a
los pobladores y productores con los técnicos y políticos
locales, para que de forma conjunta y en función de la percepción
local, puedan definirse las condiciones en que se encuentra la
región, y las causas y consecuencias del inadecuado uso de los
recursos naturales que lleva a la desertificación.
El
voluminoso material resultante de los talleres, ordenado por los
equipos de facilitadores regionales y editado por el Punto Focal
Nacional, fue sujeto de análisis por técnicos y especialistas,
y finalmente resumido a nivel de cada región.
Este
documento incorpora los resúmenes del material producido en los
talleres, con el objeto de trasmitir a toda la comunidad la
percepción que tiene cada región de sus propios problemas.
La
región de la Puna Caracterización ambiental y relación con la
desertificación
La
Puna argentina es una altiplanicie, peritropical que varía
entre 3.400 y 4.500 msnm, con cordones montañosos que corren
aproximadamente en sentido Norte Sur, y llegan a superar los
5.000 msnm. Está ubicada entre la Cordillera Oriental y las
Sierras Subandinas al Este y la Cordillera Principal en el
Oeste.
El
clima define tres grandes áreas puneñas, Semiárida, Arida y
Desértica, caracterizadas por las bajas precipitaciones
concentradas en el verano. Disminuyen de Norte a Sur y de Este a
Oeste, registrándose un promedio de 350 mm en la zona Semiárida
hasta 50 mm en la Zona Arida.
Las
lluvias escasas y las bajas temperaturas predominantes
determinan una deficiente productividad y recuperación vegetal,
a lo que se suma el carácter torrencial de la lluvia que
provoca erosión por la poca cobertura vegetal, hecho agravado
notablemente en los últimos 30 años.
La
amplitud térmica diaria varía hasta un máximo de 40ºC,
producto de la baja humedad relativa y de la alta intensidad de
radiación.
En
cuanto a los vientos, predominan los del Nor-Noroeste. Su
mayor ocurrencia se observa en agosto, mientras que las
intensidades máximas corresponden a octubre y noviembre, con
impactos muy visibles en la erosión eólica.
La
heterogeneidad del relieve permite identificar Fondos de Valles,
Pedimentos, Conos Aluviales y Cerros, que definen diferentes
tipos de suelos.
En
los planos aluviales se observan suelos medianamente profundos,
tanto de texturas medias a finas, asociados frecuentemente a
suelos salinos (ciénagos), arenosos, y de materiales finos y
ricos en calcáreo donde se han desarrollado suelos con mayor
expresión de horizontes
En
las zonas intermedias y altas existe una gran pedregosidad,
tanto en superficie como en profundidad. En experiencias de
siembra de "pasto llorón" se determinó que la forma
de hacerla favoreció al cabo de 10 años la erosión eólica.
Los
recursos hídricos superficiales son escasos, con un uso poco
eficiente. Los recursos hídricos subsuperficiales son
aprovechados muy puntualmente.
La
vegetación en general es escasa y de tamaño reducido. En
cuanto a los arbustales, predominan especies tales como
"tolas", "cangias" "chijuas", etc.
En los vallecitos y laderas de exposición Sur existen "queñoales";
en sitios bajos hay "churquis" y en los medanales
"lampayas".
La
rigurosidad térmica obliga a disponer mucho combustible,
generando una fuerte presión sobre las tolas, extracción que
trajo dos consecuencias negativas: la extinción de especies autóctonas
y la pérdida de suelo por agua y/o viento.
Son
insuficientes las áreas convenientemente protegidas, para
mantener especies animales y vegetales amenazadas y conservar la
biodiversidad.
Las
causas principales de la disminución de la cobertura nativa
son: la tala indiscriminada de las especies leñosas en general,
el sobrepastoreo o mal pastoreo no sólo por alta carga con el
ganado introducido, sino también por animales asilvestrados y
camélidos, malas prácticas agroganaderas, deficiente manejo
del agua e ineficiente uso de la energía.
La
Puna es heterogénea, existe un gradiente pluvial con disminución
de Norte a Sur y de Este a Oeste. Los procesos de desertificación
son diferentes, con mayor impacto en los lugares de mayores
posibilidades productivas por actividad humana (Noreste).
En
las zonas más áridas (Sur y Oeste), las posibilidades de
desarrollo son mínimas; aquí las desertificación está
localizada en áreas de actividad humana (minería, ferrocarril,
caminos y concentración de ganado).
En
las zonas más húmedas (productivas) es preocupante el avance
de la degradación de los ecosistemas durante los últimos años,
con expresiones extremas de desertificación, como es la
desaparición total de especies leñosas y/o de sus renovales,
la proliferación de médanos y la cubierta arenosa móvil en
general.
Por
la mayor demanda energética en los últimos años, en especial
de los centros urbanos y/o actividades productivas (minería,
panaderías, escuelas), es preocupante la eliminación de
especies como tola, queñoa, churqui, yareta. Se destaca que la
población rural no produce mayores impactos sobre la vegetación
leñosa, siendo la urbana la que mayor impacto produce.
Los
bajos recursos económicos y las grandes distancias, no les
permiten a los puneños acceder a otros combustibles (leña
abajeña, gas), pero sí sería factible el uso de energías
alternativas y mejorar la eficiencia de quema de la biomasa
vegetal.
La
falta de registros y ausencia de evaluaciones climáticas
serias, trae la imposibilidad de predicciones a corto y mediano
plazo, lo que repercute sobre las actividades productivas y su
vinculación con los procesos de desertificación. Es evidente
su vinculación con la degradación de las tierras.
El
agua es el factor más crítico, tanto para consumo humano,
animal y sistemas productivos en general, por las características
ambientales propias de la Puna. De allí la importancia de los
aspectos relativos al manejo del agua desde su captación hasta
su utilización.
La
degradación de la cubierta vegetal trae como consecuencia una
disminución de la infiltración, aumento en la evaporación,
mayores escurrimientos (más erosión), sedimentación y
salinización.
Es
importante tener en cuenta el concepto de manejo de cuencas
(bolsones). Debe realizarse una evaluación global de la dinámica
y usos del agua, tanto subterránea como superficial.
Existe
una falta de valoración de los recursos nativos y de sus
productos, como es el caso de las especies vegetales
comestibles, medicinales, aromáticas, de uso artesanal, etc., y
los distintos usos de especies animales.
Preocupa
la no existencia de una lista roja para especies críticas de la
flora puneña.
Asimismo
la pérdida de ciertas especies leñosas, fundamentalmente
aquellas usadas como combustible; no existiendo en este momento
peligros de extinción por otros usos.
Caracterización
socioeconómica
Para
el caso de la Puna, los procesos de desertificación están
agravados y/o estimulados principalmente por factores de pobreza
extrema, salud y supervivencia.
Los
problemas socioeconómicos sumados a la necesidad de alimentos y
energía, para poder sobrevivir en esta zona de condiciones climáticas
tan extremas, están estrechamente ligados a la degradación de
estas tierras.
Ciertos
sistemas de tenencia de la tierra, escasa organización, apoyo técnico
y financiero insuficientes, así como problemas de
comercialización, contribuyen a que la vida rural en la Puna
sea más difícil; y a su vez también son responsables del
aumento de la desertificación.
Los
cambios demográficos, en especial la concentración urbana y la
despoblación de las áreas rurales (un 70 % de los productores
son mujeres), son también factores que contribuyen a la
desertificación.
Una
caracterización en un tema tan complejo, y su vinculación con
la desertificación, obliga a determinar una premisa general:
debe haber una fuerte participación del Estado en la asignación
de recursos y en la fijación de políticas sectoriales, en razón
de los graves desequilibrios sociales y el escaso o nulo interés
del sector privado en atender necesidades de la Puna.
Hay
una correlación entre la densidad y concentración, con las
rigurosidades ambientales. Se distinguen dos zonas: la Puna Seca
en el Norte y Este de Jujuy, donde están las mayores
concentraciones urbanas (La Quiaca y Abra Pampa) y la Puna Desértica
en el Sur y Oeste de Jujuy, Salta y Catamarca, con menor
concentración poblacional por la mayor escasez de recursos.
En
cuanto a la organización institucional (hospitales, servicios,
escuelas) y social (cooperativas, asociaciones, etc.), también
hay marcadas diferencias entre las dos zonas.
La
escolaridad es baja, sobre todo en la zona rural. Como
consecuencia de la pobreza, los chicos desde los 7 y 8 años
comienzan a trabajar en el campo, o a cuidar hermanos menores.
Los
maestros en general, no tienen compromisos con el medio social y
físico. No hay perfeccionamiento generalizado para los
docentes; cuando lo hay, no incluye temas de interés local. El
tema desertificación no está instalado como cuestión
prioritaria en ninguno de los niveles de enseñanza regional.
La
pobreza se expresa en una altísima tasa de desnutrición y un
deficiente servicio público de atención de la salud, que no
tiene posibilidades ni opciones en la medicina privada.
Existen
deficiencias en la atención a los problemas graves por parte de
los organismos competentes, y aparecen roles nuevos desde las
estructuras no gubernamentales, desde las organizaciones de base
o por ejemplo desde la Gendarmería Nacional, que colabora con
servicios médicos y odontológicos.
Los
problemas de salud de la mujer son muy graves, y carecen de
atención preventiva y curativa. Al ser el papel de la mujer muy
importante en la actividad productiva y familiar, esta situación
incide negativamente, provocando desestructuración familiar,
abandono de otras actividades y priorización de la
sobrevivencia por sobre cualquier otro aspecto.
Hay
un marcado déficit habitacional tanto urbano como rural. Los
programas nacionales no se adecuan en general ni al estilo ni a
las costumbres de la Puna; sólo se ejecutan en ámbitos
urbanos, con lo que se intensifica allí la concentración de
población y se promueve la desertificación periurbana.
La
vivienda rural toma del medio elementos tales como la paja nueva
para techado y la paja vieja para cortar adobes, que sólo en
algunos casos provoca disturbios ambientales.
Los
servicios básicos son escasos, prácticamente nulos en el medio
rural, y excepto en las ciudades, no se dispone de agua potable,
luz y calefacción. En Abra Pampa, con 10.000 habitantes, sólo
el 10 % utiliza gas envasado y el resto utiliza leña para
calefacción y cocina.
Las
migraciones son importantes, sobre todo para la búsqueda de
trabajo fuera de la región. Más de un 50 % de los hombres
adultos se emplean en la zafra azucarera, cosecha de tabaco y
horticultura.
La
minería es a la fecha una actividad casi nula, habiendo sido
muy importante.
En
los últimos 10 años se produjo un aumento en las
concentraciones urbanas de los pueblos de cabecera, por migración
de ex mineros y sus grupos familiares.
En
general, la familia puneña es extensa, numerosa, con familiares
agregados y multigeneracionales.
Más
de un 60 % de los hogares (tanto urbanos como rurales) tienen a
la mujer como cabeza de familia y como responsable del grueso de
las actividades. Ella junta leña, atiende la hacienda y las
tareas rurales, cuida los hijos (en el caso de niñas a sus
hermanos) y acarrea el agua. Las múltiples actividades, por
migración y/o abandono de los hombres, obligan a priorizar la
sobrevivencia; hay escasa o nula conciencia en cuanto a cómo
evitar la desertificación.
El
ingreso está muy diversificado: venta de ganado, trabajos
locales y ocasionales (changas), mano de obra para construcción
y venta de recursos naturales (pieles, leña, postes, paja para
techar, paja para adobes).
La
situación del empleo es gravísima con un 28 % de desocupación,
un 26 % de trabajo no remunerado (campesinas minifundistas) y sólo
hay trabajo para el 37 % de la población activa, y de ellos el
22 % es empleo público no productivo en la mayoría de los
casos. Los jubilados y pensionados constituyen el 9% de la
población.
Actividades
productivas
Se
acepta que la economía puneña reconoce un sostenimiento básicamente
primario —ligada a un paisaje agreste—. El PB regional está
condicionado fuertemente a los recursos naturales agropastoriles
y, con suerte diferente según las épocas, mineros, quedando el
comercio y los servicios en un segundo plano no muy distante
como generadores de riqueza. A su vez, la estructura agraria, si
bien viene dada por las particularidades históricas y
ambientales para áreas diferentes, se manifiesta como básicamente
campesina —esto es, de subsistencia— mal articulada a los
mercados, y muy condicionada por el sistema de tenencia de la
tierra.
Si
bien las culturas nativas andinas tienen, desde tiempos
precolombinos, un enorme respeto y devoción por la madre tierra
(Pachamama) como generadora de vida —y relacionado a ello se
mantienen ceremonias de la fertilidad y multiplicación de los
ganados— la abrumadora realidad ha producido una desvalorización
en la práctica de esta cosmovisión exaltadora de la
naturaleza.
En
el altiplano, el status social se mide por el número de cabezas
de ganado, lo que no siempre se corresponde con la capacidad
forrajera de los campos que los soportan; de allí proviene un
efecto negativo de sobrepastoreo y destrucción de los
vegetales, a la par de una pérdida en la calidad de los
forrajes.
La
ganadería aparece como la fuente de riqueza tradicional. Sus
características principales son: extensiva, no diferenciada en
zonas para cría y engorde, casi siempre transhumante, de baja
productividad; primordialmente dedicada a los ovinos criollos de
doble propósito, no mejorados y —en segundo término— los
camélidos y los vacunos en pequeñas áreas; los que, como se
ha dicho, son explotados mayormente como medios de subsistencia.
En
las cuencas de Pozuelos y Miraflores se diferencia una ganadería
algo más evolucionada, debido a condiciones ambientales menos
desfavorables, a la cercanía de la principal fuente de generación
de tecnología agraria de la región, (el Campo Experimental de
Altura del INTA) y a la histórica elección de esa zona como
destinataria de las acciones gubernamentales.
Aunque
predomina el ganado ovino, la composición porcentual con
respecto a otras especies está ligada al rigor ambiental y la
lejanía relativa. Así, las pasturas que pueden aparecer en
serranías y ciénagos permiten la cría de vacunos, e
inversamente, los camélidos cobran importancia al pie de las
montañas, donde las condiciones son más desfavorables. También
hay caprinos, aunque localizados en áreas más benignas.
La
suma de condiciones en que se desenvuelve la ganadería de la
Puna, unidas a la natural fragilidad del ecosistema y a una
historia de políticas erráticas (desde el Estado), son en
conjunto favorecedoras de los procesos progresivos de
desertificación.
La
agricultura puneña es rudimentaria, condicionada por los
rigores del clima, de autoconsumo o trueque casi exclusivamente,
con bajo impacto ambiental (salvo los casos puntuales de
problemas de erosión o desborde de ríos), localizada y no
competitiva con la ganadería.
Esta
limitación estructural es tanto espacial (restringida a
microespacios protegidos, con suelo fértil y agua, como los
valles), como temporal (mayormente cultivos anuales estivales y
frutales de pepita pero buena parte del año en barbecho). No
obstante, su función es primordial como complemento de la carne
en la dieta humana para el fortalecimiento del autoconsumo y la
variedad nutritiva.
Los
cultivos tradicionales como oca, quinoa, kiwicha, papa criolla y
otros, —están en franco retroceso o ya desaparecidos— por
motivos esencialmente de competencia con cultivos introducidos y
también por efecto de la migración y cambio en los hábitos de
consumo y producción.
Los
créditos bancarios existentes son muy caros y de poco alcance
para los pequeños productores ya que una gran parte de ellos no
cuentan con la propiedad de la tierra para poder garantizar los
mismos. Existen los créditos del Programa Social Agropecuario
que si bien no son de gran cuantía, ayudan a los pobladores a
emprender pequeños proyectos productivos, además de propiciar
el agrupamiento de los mismos.
La
actividad económica minera, otrora floreciente y altamente
intensiva en mano de obra, se encuentra en rápido retroceso
desde hace algunos años. Fuertemente ligada a capitales
extranjeros y a los vaivenes del precio internacional de los
minerales, no generó un reflujo diversificado de inversiones, y
aunque se reconoce su importancia como fuente de empleo
productivo, en alguna medida modificó el paisaje social de la
Puna y cambió los hábitos culturales agropastoriles, además
del impacto ambiental siempre bien conocido pero nunca bien
cuantificado.
Marco
institucional
Existe
gran cantidad de instituciones, tanto gubernamentales como no
gubernamentales, que trabajan en la gran región Puna.
Entre
las más importantes se pueden mencionar la cooperativa lanera y
artesanal PUNHA; la Obra Claretiana para el Desarrollo, OCLADE,
de capacitación y organización de los pequeños productores;
el INTA con campo experimental en Miraflores y agencias de
extensión; la Gendarmería Nacional a través de la Patrulla
Ecológica; la Dirección General de Recursos Naturales
Renovables de la Provincia de Jujuy, que posee tres Agencias de
Extensión; las universidades de Jujuy, de Buenos Aires y de
Salta, que han venido desarrollando desde hace dos décadas
diversos proyectos de investigación en la Puna, y por último
el esfuerzo desarrollado por las escuelas de la región.
Como
conclusión puede decirse que existe gran cantidad de reformas
de instituciones (oficiales y no gubernamentales) trabajando en
la zona; pero todas presentan la misma problemática: la de no
contar con financiamiento para el logro de sus objetivos. Otro
factor preponderante es la falta de coordinación y cooperación
entre las instituciones, que haría más fácil la concreción
de esos objetivos.
Estrategias
Las
estrategias globales expresadas en el taller de La Quiaca han
sido:
Priorizar
el estudio en las regiones con mayor presencia humana y
potencialidad productiva, al presentar mayor riesgo de
desertificación, trabajando a nivel de cuencas y específicamente
en áreas piloto para su análisis.
Delimitar
cartográficamente las diferentes situaciones de la región puneña,
para disponer de información que permita implementar acciones
de prevención y control permanente de la desertificación.
Implementar
mecanismos de participación local para detección y solución
de problemas ambientales, incrementando sitios de medición climática,
capacitando a los productores, a las Patrullas Ambientales de
Gendarmería Nacional y a docentes en el reconocimiento de los
daños del suelo, mejorando los sistemas de comunicación,
implementando áreas demostrativas en prevención y rehabilitación
de áreas desertificadas y de manejo de cuencas, promoviendo la
formación de Consorcios de Control de Desertificación.
Realizar
las acciones necesarias a los efectos que contribuyan al
mejoramiento del nivel de vida de los pobladores de la Puna,
mediante la ejecución de proyectos que apoyen las actividades
productivas, sociales y económicas, como así también
reorientar las políticas del Estado a la realidad regional.
Considerar
a la Puna como macroregión, —que abarcaría además de la
Argentina a Bolivia y Chile— donde existen grandes similitudes
físicas en lo referente a los problemas de la desertificación;
y también algunas atinentes a aspectos sociales y culturales.
Por lo tanto, las acciones a emprender deberían contemplar la
participación de los países involucrados. Hasta el momento, no
existen acciones articuladas conjuntas en lo referente a planes
de desarrollo económico y social, ni acciones tendientes a
combatir la desertificación.
Sensibilizar
a la población local a través de talleres, encuentros,
charlas, organizados por instituciones del medio, para lograr un
compromiso real del poblador en la lucha contra la desertificación,
propiciando la participación de los jóvenes, promoviendo la
formación de los productores, comprometiendo a instituciones
oficiales abocadas a la investigación, para que brinden
asesoramiento y apoyo a las organizaciones intermedias en la
realización de estudios sobre problemas existentes en la zona.
Optimizar
el marco jurídico institucional a través de la adecuación de
la legislación existente y creación de nuevos institutos jurídicos,
que permitan concretar las disposiciones para combatir la
desertificación en la Puna; institucionalización de las
organizaciones intermedias a los efectos de llevar a cabo
proyectos destinados a combatir la desertificación, y de la
promoción de la interrelación de instituciones, a través de
convenios, acuerdos, etc., con el propósito de compartir el
asesoramiento técnico.
Proposiciones
de acciones y proyectos
Creación
de un sistema de información ambiental regional que
permita respaldar el total de las acciones necesarias para el
programa de lucha contra la desertificación, incluyendo el
fortalecimiento de las instituciones integrantes del proyecto,
la aplicación de teledetección y Sistemas de Información
Geográfica a problemas de desertificación, la mejora en los
sistemas de información meteorológica, el seguimiento de los
procesos de desertificación mediante monitoreo para la predicción
y prevención de cambios en el ambiente natural. Complementación
y multiplicación de tomas de datos específicos a cargo de
productores y pobladores de la región.
Implementación
de un Sistema de Areas Prioritarias para que en cada zona
afectada por procesos de degradación actual o potencial se
establezcan fincas demostrativas de medidas contra la degradación,
prevención y recuperación de los ecosistemas, con acciones de:
-
Recuperación y manejo de pasturas nativas, introducción y
mejoramiento de pastos.
-
Manejo ganadero, clausuras, aguadas, carga animal.
-
Uso de coberturas vegetales de protección para recuperación de
áreas críticas de arenas móviles y médanos.
-
Manejo del agua superficial y subterránea para riego. Cosecha
de agua y control de torrentes.
Creación
de Areas Protegidas para la recuperación de especies
nativas (flora y fauna) y recuperación de las comunidades leñosas
(churcales, queñoales, cardonales). Solicitar a la Administración
de Parques Nacionales, se incluyan acciones de control y
prevención de desertificación dentro del Proyecto de Laguna de
Pozuelos. Elaboración de un listado sobre especies de la flora
expuestas a desaparición.
Fortalecimiento
y adecuación de la normativa vigente respecto
a la explotación de los recursos naturales. Vigilancia y
control racional del recurso, subsidios para la utilización de
insumos especiales (fertilizantes, alambrado y otros) que
garanticen la prevención y control de la degradación.
Búsqueda
y adaptación de fuentes alternativas de energía que
eviten o disminuyan el uso tradicional de combustible leñoso.
Evaluación de todo el sistema energético.
Valorización
de sistemas productivos de especies y productos nativos,
a través de la exploración de plantas comestibles, aromáticas,
medicinales y también de artesanías, el desarrollo de cabañas
de camélidos y domesticación de la vicuña.
Destacar
la importancia de la diversificación productiva en el
tiempo y espacio, por medio de la búsqueda de tecnología
conocida y de aplicación en otros ambientes similares a la
Puna, la disponibilidad de servicios de labranza
conservacionista, producción de especies forestales, la
regularización de la tenencia de la tierra para asegurar que
las actividades productivas que no ocasionen degradación, el
desarrollo de tambos caprinos y ovinos, y su mejoramiento genético.
Sistema
de alerta de sequías: en base datos a satelitales e
información de pobladores se implementará un sistema de
monitoreo de sequías para desarrollar tecnologías de prevención
de sus efectos.
El
éxito de las estrategias enunciadas para cada proyecto depende
de la transferencia al usuario, de la adopción de las mismas,
de la capacitación, educación y concientización de la
comunidad toda y en todos los niveles.
Se
fomentará la participación social, a través de las
siguientes acciones iniciales:
-
Concientización de la población en general.
-
Capacitación de pobladores y productores, de docentes y agentes
sanitarios, del personal de la Patrulla Ecológica de Gendarmería
Nacional, de los técnicos y profesionales de la región, en los
distintos aspectos que hacen al proceso de prevención y control
de la desertificación, según sus capacidades de acción.
-
Organización de productores en Consorcios de Control de
Desertificación por cuencas.
La
región del Chaco
Diagnóstico
regional
Desde
el punto de vista fitogeográfico el Chaco es una unidad
caracterizada por la presencia de un estrato leñoso, arbóreo o
arbustivo, particularmente abundante en leguminosas, y un
estrato herbáceo dominado por gramíneas perennes de tipo C4.
Entre
las primeras valen destacarse por su constancia los géneros
Prosopis, Acacia, Aspidosperma y Schinopsis.
Climáticamente
se caracteriza por presentar déficit hídrico en toda la región,
el clima es megatérmico con heladas (subtropical), y
precipitaciones concentradas en el semestre cálido. El
gradiente de aridez se incrementa de Este a Oeste, viéndose
este patrón alterado por la presencia de cordones montañosos
de orientación norte-sur, ubicados al noroeste de la región.
La
precipitación presenta un fuerte gradiente, del orden de los
1200 mm. anuales en el oriente hasta los 300 mm. hacia el
sudoeste aunque en el noroeste, por efecto orográfico, las
precipitaciones ascienden hasta 1200 mm. Esto permite distinguir
grandes subregiones en el Chaco, el subhúmedo seco ubicado en
la franja Este y Noroeste, el Semiárido en la zona central y el
Árido que ocupa la porción Sudoeste del Gran Chaco.
La
variabilidad de las precipitaciones es un hecho destacable en
toda la región chaqueña, tanto la estacional como la anual; la
precipitación máxima anual puede ser hasta cuatro veces la mínima
anual.
La
unidad geomorfológica dominante es la llanura. Los cordones
montañosos, pampeanos y subandinos interrumpen este paisaje,
generando relieves montañosos hacia el Noroeste y amplios
bolsones hacia el Sudoeste.
En
la llanura central y oriental del Chaco, abarcativa del semiárido
y subhúmedo, dominan los suelos de material fino (limosos y
arcillosos), jóvenes o desarrollados.
Hacia
el Oeste árido los suelos son esqueléticos y están
constituidos por materiales más gruesos (arenas y gravas).
Químicamente
los suelos del gran Chaco no poseen carencias importantes de fósforo,
manganeso, potasio, etc. El contenido de materia orgánica y
nitrógeno son variables, y muy deficientes, en cuando a la
cobertura vegetal es pobre, sea por razones de aridez o mal
manejo.
En
la llanura se encuentran cuatro grandes Ríos Pilcomayo,
Bermejo, Dulce y Salado, que como ríos propios de llanura,
tienen la característica de desbordar periódicamente generando
extensas áreas de bañados.
El
agua subterránea presenta reservas pobres en volumen y en
general de mala calidad. Las napas de buena calidad se
encuentran a una mayor profundidad lo que encarece su
aprovechamiento.
En
la zona árida del Oeste no existen ríos propiamente dichos,
sino que se trata de cauces de avenamiento temporarios; los
oasis de riego son creados a expensas de la captación de agua
superficial donde el caudal es permanente, o del agua subterránea,
cuya profundidad y calidad es variable.
En
todo el Chaco se practica la captación de agua de escorrentía
por medio de reservorios llamados "represas" (embalses
de ¼ a 1 ha. de superficie y 2 metros de profundidad) estratégicamente
ubicadas, siendo esta la principal fuente de agua para consumo
animal y frecuentemente humano.
Los
bosques en la zona semiárida y subhúmeda son bien
desarrollados con canopia completa o cuasi completa, con una
diversidad de especies considerable y especialmente de maderas
duras.
Históricamente,
el bosque chaqueño es utilizado para combustible (carbón o leña)
y para la obtención de madera para durmientes, construcciones
rurales, muebles, etc.
En
el oeste árido el estrato arbóreo es de tipo discontinuo
mientras que el arbustivo es continuo, prevaleciendo el uso como
combustible.
El
Chaco se ha caracterizado por presentar una composición faunística
diversa en particular de especies aptas para la caza tanto para
alimentación como para la obtención de cueros, plumas, etc.,
que sostuvieron a las culturas aborígenes y actualmente
constituyen un rubro importante de la economía regional. Esta
misma circunstancia constituye una amenaza para la fauna que ha
colocado a numerosas especies en situación de riesgo.
Aspectos
socioeconómicos
La
población del Chaco es pluriétnica y pluricultural, lo que
implica concepciones diferentes en cuanto al uso y manejo de los
recursos naturales.
La
densidad poblacional es baja, no llegando a 4 habitantes por km²,
aproximadamente un cuarto de la densidad poblacional promedio
del país. De la misma el 70% viven en ciudades o pueblos y el
resto corresponde a la población rural, representando una
densidad poblacional de 1 habitante por km².
Las
grandes concentraciones humanas se encuentran sobre las márgenes
de los grandes ríos y en los pedemontes con disponibilidad de
agua. Otro factor de concentración de población fue históricamente
la red ferroviaria.
El
área rural se comporta como expulsora de población produciendo
migraciones hacia los centros poblados; observándose que si
bien la densidad poblacional total del Chaco se ha incrementado,
las áreas rurales muestran una población similar a la de 50 años
atrás.
Existe
en el Chaco una migración transitoria; gran parte de la población
con capacidad de trabajo se transforma en mano de obra para las
cosechas de distintos productos, dentro o fuera de la región
Chaqueña. Por esta causa, la población rural estable del Chaco
está conformada en su mayoría por ancianos y niños.
La
mayor superficie de la tierra es de carácter privado,
existiendo también, en menor cuantía, tierras fiscales y
tierras comunitarias.
En
cuanto al tamaño de los predios existen grandes latifundios y
gran cantidad de minifundios. Hacia el Este donde los campos
presentan el mayor potencial productivo hay mayor cantidad de
campos en manos de medianos productores.
La
mayoría de los minifundistas no poseen títulos o los mismos
son defectuosos.
Existe
un alto porcentaje de analfabetismo y deserción escolar,
encontrándose dentro de los mayores índices del país.
Existen
enfermedades endémicas como el mal de Chagas que afectan a un
alto porcentaje de la población rural. Las relacionadas con la
desnutrición y pobreza (tuberculosis, cólera, meningitis,
lepra, etc.) se hallan en aumento. La desnutrición se encuentra
muy extendida en la población infantil y se relaciona tanto con
la pobreza como con los malos hábitos alimenticios.
La
cobertura de salud pública es precaria. Los planes de salud son
pobres en cuanto a objetivos de prevención evidenciando mala
distribución en el presupuesto oficial.
Existe
una medicina alternativa con fuerza en las comunidades aborígenes
y entre la población de escasos recursos. Se observa una
revalorización de la misma en la población rural.
La
vivienda típica del área rural Chaqueña, el rancho, está
bien adaptada para las condiciones climáticas imperantes pero
es deficiente desde el punto de vista sanitario y epidemiológico.
Históricamente
el empleo estuvo asociado a la explotación forestal y ganadera,
caracterizado por una mano de obra no calificada, temporaria y
de actividades extractivas, sin cumplimiento de las leyes
laborales, con remuneraciones a nivel de supervivencia. Los
procesos extractivos produjeron la degradación del ambiente, éxodo
poblacional y concentración en pueblos y ciudades.
Actividades
productivas. Relación con la desertificación
La
actividad más difundida en todo el Chaco es la ganadería,
seguida por la extracción forestal especialmente destinada a leña
y carbón. En la actualidad probablemente la actividad económicamente
más importante es la agricultura en las zonas más húmedas.
La
actividad ganadera en el Chaco se inicia en base a los
pastizales naturales realizándose en forma extensiva y
migrante. Posteriormente y en especial en las zonas con mejor
aptitud climática se introducen pasturas exóticas que aumentan
la productividad.
Con
el aumento de la carga animal por la radicación de
establecimientos ganaderos sin un manejo adecuado, se reduce la
oferta forrajera y la regeneración natural del monte.
La
explotación extractiva realizada sobre los bosques vírgenes en
esta región, produjo el inicio del proceso de degradación
ambiental. En el Chaco oriental, la actividad inicial se basó
en la extracción de madera para durmientes, postes, combustible
y taninos, coincidiendo con la extensión de las redes
ferroviarias.
Al
retraerse la actividad luego de extraer los elementos del bosque
de mayor calidad, se marca una fuga de empresas, capitales y
algunos grupos sociales que participaban en ella, generándose
los primeros ciclos de migración rural-urbano.
La
población que permaneció en la región, sin capacidad
empresarial, realiza una segunda extracción del bosque ya
explotado y sobrepastoreado, profundizándose la degradación y
consecuentemente el proceso de desertificación.
Este
proceso, con frecuencia avanza hasta la expulsión total de la
población con capacidad de trabajo.
Paralelamente
a la pérdida del recurso forestal se manifiesta la praderización
y en especial la agricultura, para instalar cultivos extractivos
de alto rendimiento (soja, algodón, etc.) generalizándose el
monocultivo.
La
tendencia actual está dirigida a la sustitución de los
remanentes del bosque por agricultura con altas inversiones en
capitales y tecnologías, con el riesgo de iniciar un nuevo
ciclo de desertificación.
Se
consideran causas del proceso de desertificación: la degradación
del monte por sobreutilización del recurso, el desmonte para la
incorporación de tierras para la agricultura y la ganadería,
los incendios forestales y el mal manejo agrícola y ganadero.
Las
manifestaciones primarias de estos procesos son la erosión eólica
e hídrica, pérdida de la capacidad de retención de agua,
estructura y fertilidad de los suelos, que repercuten en los
rendimientos de los cultivos y en la disminución de
productividad del sistema en su conjunto, con el consecuente
abandono de las áreas antes productivas.
Las
condiciones desfavorables para la regeneración espontánea de
las especies forestales valiosas, trae aparejado la proliferación
de especies leñosas y herbáceas de escaso valor.
La
recuperación de la capacidad productiva, demanda un manejo
adecuado, y un tiempo considerable, dependiendo del estado de
degradación en que se encuentren los recursos. Bajo condiciones
de degradación extrema el proceso puede ser irreversible
Las
prácticas realizadas en la región Chaqueña por distintas
instituciones, tendientes a una mejor utilización y manejo de
los recursos, están relacionadas con el desarrollo de sistemas
agroforestales, silvopastoriles y de uso múltiple.
Los
programas de promoción, subsidios y créditos no han tenido, en
general, los resultado esperados. Esta falta de éxito se debe
entre otras a una deficitaria implementación (actividades
extractivas, diseño inadecuado), falta de apoyo técnico y
seguimiento, y de capacitación de los beneficiarios (pequeños
productores, ausencia de organización).
Estrategias
El
objetivo general planteado en el Taller Regional en Quimilí,
Santiago del Estero, se resume en la necesidad de implementar
acciones tendientes a revertir el proceso de desertificación en
sus diferentes etapas a fin de mejorar las condiciones sociales,
económicas y culturales de la población involucrada, en el
marco del desarrollo sostenible.
Las
mejoras esperadas deben verificarse sobre el ambiente y en el
campo social y económico. En lo ambiental la expresión debe
alcanzar a los recursos naturales, la biodiversidad y la
productividad de los ecosistemas.
Dentro
del campo social los resultados se constatarán en la satisfacción
de las necesidades básicas de la población, en las
organizaciones y en la participación directa de los actores
sociales en el modelo de desarrollo a implementar.
Se
presenta un resumen de las propuestas de acciones y proyectos
que la comunidad regional reunida en el taller considera
esenciales en el marco del Programa:
-
Profundizar los estudios básicos de los recursos naturales y
ecosistemas para conocer sus características, localización y
dinámica, implementado a través de un sistema de información
geográfico.
-
Informar y capacitar a los productores, aborígenes y agentes
municipales sobre el uso sustentable del ecosistema, integrándolos
a las medidas de prevención y control de la desertificación
junto a los organismos técnicos y de control.
-
Contemplar la ampliación de los mecanismos de control y
vigilancia de los recursos naturales, proveyendo los medios económicos
y humanos adecuados, y promoviendo la creación de sistemas de
áreas protegidas relacionadas a los proyectos de desarrollo
sustentable.
-
Desarrollar instrumentos económicos que bonifiquen proyectos
sustentables y castiguen a los que degraden como créditos en
base a reservas de humedad en el suelo, reducciones impositivas
para sistemas agroforestales, fondos de compensación para
financiar a los productores que trabajan de forma sustentable.
-
Establecer planes para el uso sustentable de los recursos
forestales para el mejoramiento de la producción, que
contemplen el manejo agro-silvo-pastoril del monte nativo, la
revalorización de productos forestales, la reforestación con
especies nativas y la implementación de clausuras para
regeneración del monte.
-
Mejorar y diversificar la producción agrícola a través de
actividades que respeten la capacidad de uso del suelo, las
rotaciones y la adopción de cultivos consociados, la utilización
de labranza conservacionista y la sistematización de suelos en
zonas con pendiente.
-
Contribuir al fortalecimiento de las comunidades campesinas,
aborígenes y a la revalorización de sus culturas, alentando
los procesos organizativos y fomentando la participación de los
productores en la lucha contra la desertificación.
-
Generar y reforzar los programas de extensión dirigidos al
medio rural, complementándolos con la capacitación de técnicos
y productores sobre usos sustentables de los recursos.
Se
propone la formación de una Comisión a nivel regional,
integrada por instituciones gubernamentales y no gubernamentales
que desarrollen sus actividades en el Chaco con las siguientes
atribuciones:
1.
— Brindar el marco orgánico
para la presentación, aprobación, monitoreo y evaluación de
proyectos.
2.
— Coordinar la
planificación, ejecución y evaluación de los proyectos con
las instituciones de la región.
3.
— Articular sus
actividades con otras estructuras regionales, nacionales e
internacionales, que ejerzan funciones semejantes en la lucha
contra la desertificación.
La
región de los Valles Aridos
Caracterización
de la región
La
región de los Valles Aridos del Noroeste argentino,
considerando sus cuencas, tiene un superficie aproximada de
14.000.000 de hectáreas en las provincias de Salta, Catamarca,
La Rioja, San Juan y Tucumán.
Se
caracteriza por sus valles y bolsones incluidos entre altas
cadenas montañosas. Los sistemas agrícolas son exclusivamente
bajo riego y la ganadería se practica generalmente en forma
extensiva incluso en los faldeos montañosos.
El
relieve da su carácter a la región, conformada por valles y
montañas entre la alta cordillera andina y Puna (límite Oeste)
y el eje orográfico de las sierras pampeanas de Cumbres
Chalchaquíes, Aconquija, Velazco y Ambato (límite Oeste).
Las
cuencas hidrográficas con sus fuertes pendientes, son
alimentadas por aguas de lluvias torrenciales, deshielos y
vertientes caracterizadas por los fenómenos aluvionales. Entre
las principales cabe citar la de los Valles Chalchaquíes, del
Salar de Pipanaco, del Río Abaucán, del Vinchina-Bermejo,
Chilecito y del Río Jáchal.
Su
clima se caracteriza por su extrema aridez, con grandes
amplitudes térmicas, lluvias concentradas en época estival.
Fuerte insolación anual, frecuentes vientos desecantes y baja
humedad atmosférica que ocasiona elevada evapotranspiración.
Los
suelos son sueltos, mayormente arenosos, permeables, azonales,
desprovistos de materia orgánica, fácilmente erosionables, de
reacción alcalina y a veces salinos, con altos contenidos
salinos en bajos. En los suelos de origen aluvial los materiales
gruesos se asientan en las cercanías de los relieves más
altos, depositándose los finos en los bajos con afloramientos
salinos. La erosión eólica produce frecuentes acumulaciones de
arena en forma de médanos.
La
altitud varia desde aproximadamente los 3.000 m. a 1.000 m. en
la que se encuentra el piso de los valles. Ello hace que unido a
las diferentes exposición de las laderas se conformen diversos
microclimas.
La
flora es la típica de la formación del monte occidental xerofítico,
arbustivo, leñoso y de escaso follaje (jarilla, brea, chañar y
alpataco), acompañada de abundantes especies medicinales y aromáticas.
En los bajos y hondonadas de los valles prosperan las
formaciones boscosas, asociadas a una mayor disponibilidad de
agua.
La
fauna es variada y rica en roedores, reptiles y entre las de
mayor porte son dignos de destacar los camélidos (guanacos,
vicuñas u llamas). Por su influencia sobre los problemas de
desertificación es de destacar los ejemplares exóticos
asilvestrados como los burros. Zorros, pumas, y cóndores pueden
causar mortandad en el ganado doméstico.
Los
recursos hídricos son escasos y provienen tanto de superficie
como de profundidad. Los superficiales se caracterizan por la
gran variabilidad estacional en sus caudales. Es sobresaliente
la inexistencia o baja infraestructura en obras de captación,
distribución y tratamiento del agua, junto a la baja aplicación
de tecnologías apropiadas que permitan una mayor eficiencia en
el uso del recurso.
La
ausencia de planificación hídrica ha llevado a que en zonas
urbanas el consumo del agua potable sea excesivo, que se
observen asentamientos urbanos en total discrepancia con la
disponibilidad hídrica, el tratamiento de efluentes y residuos
domiciliarios e industriales es precario y/o inexistente, y que
se hasta manifieste contaminación hídrica tanto por
actividades agropecuarias y mineras en el área rural.
Caracterización
socioeconómica
En
1991 se censaron 250.000 personas en la región, distribuidas en
un 70 % en zonas urbanas y otro 30 % en áreas rurales.
Desde
la década del 70 la región sufre un proceso de emigración
permanente, tanto por la búsqueda de alternativas mas
remunerativas (industria petrolera) afectando seriamente
localidades como Tinogasta, Pituil y Campanas, como por la pérdida
de oportunidades por sustitución de la mano de obra en las
industrias regionales (caña de azúcar) impactando a
localidades como Belén, Santa María, Cachi y otras.
En
La Rioja y Catamarca el proceso de Colonización, la posterior
implementación de la Ley Nº 22.021 de desarrollo de tierras
marginales y finalmente la normativa de diferimiento impositivo,
aceleró la concentración de la propiedad de la tierra, lo que
junto a los problemas de costos y precios de los productos
tradicionales del sector llevan a la expulsión del pequeño
productor local, agudizando aún más el problema de la emigración.
La
tendencia emigratoria se está revirtiendo en los últimos años,
lo que ha permitido un mayor crecimiento demográfico en las
cabeceras departamentales de las provincias, aunque se puede
apreciar una fuerte concentración de habitantes en las
Capitales Provinciales produciendo un profundo desequilibrio en
la distribución de los mismos.
En
tanto que en las zonas urbanas y periurbanas existe una oferta
educativa completa desde el nivel primario hasta universitario,
aunque las mayores concentraciones de estos centros se
encuentran en las principales ciudades de la región, en las
zonas rurales sólo existen centros de nivel primario, con
manifiestos problemas de presupuesto, dotación, distancia,
incompatibilidad de contenidos con el medio y bajo rendimiento
de aprendizaje de la población escolar debido fundamentalmente
a la alimentación deficiente y a la falta de motivación.
En
las áreas urbanas y periurbanas la salud es atendida en centros
hospitalarios públicos y privados, disponiendo los primeros de
equipamiento adecuado, sin embargo los servicios que brindan son
cada vez más deficientes. En las zonas marginales existen salas
de primeros auxilios sin médicos permanentes, algunas
localidades cuentan con hospitales zonales y centros primarios
de salud y en las zonas rurales los agentes sanitarios son los
únicos que prestan servicio.
La
mala planificación y distribución de las viviendas entre el área
urbana y la rural, es causa de expulsión y éxodo de la población
de los valles áridos a las ciudades principales, lo que acarrea
por una parte el abandono de sus estrategias y actividades
productivas y por otro a un desarraigo de sus parámetros
culturales.
En
el sector rural no se produjo un mejoramiento significativo en
la situación habitacional, presentando, en general, problemas
de hacinamiento, materiales de construcción rústicos (adobe,
cañas, algarrobo, ramas de pus-pús, barro y cal) y falta de
vivienda propia. Los controles de desinfección con alguna
sistematicidad son realizados por los Municipios, Defensa Civil,
etc.
Los
servicios básicos son deficientes en las áreas rurales y
periurbanas marginales de los valles áridos. El agua para
consumo humano es compartida con las actividades agropecuarias,
lo que trae aparejado un sinnúmero de enfermedades infecto
contagiosas (cólera, hepatitis, parasitosis, etc.); los caminos
muchas veces son tipo huella, tornándose intransitables en la
época de precipitaciones, impactando la economía y movilización
de los pequeños productores; tampoco se cuenta con energía eléctrica
en estos ámbitos dado que muchas de las cabeceras
departamentales generan la misma a través de usinas a combustión
de reducidas potencias y altos costos de funcionamiento. En
cuanto a comunicaciones está más o menos cubierta a través de
FM locales, quienes prestan servicios de mensajerías según su
alcance de transmisión.
Actividades
Productivas
En
la región de los valles áridos la actividad ganadera se
caracteriza por ser extensiva y de subsistencia,
fundamentalmente dedicada a la cría de caprinos y bovinos.
Esta
producción ganadera ha jugado un papel importante en la región,
con actividades de engorde en alfalfares y exportación a Chile.
El
nivel productivo actual tiene severas restricciones, con
infraestructura de manejo deficiente o inexistente, poca
tecnología y sobrepastoreo del recurso natural. Se están
desarrollando algunos programas de apoyo a los productores pero
en forma incipiente y aislada por la escasez de recursos.
La
actividad agrícola de la región se concentra en los
oasis bajo riego. Los cultivos predominantes son la vid, nogal,
olivo, pimiento, cultivo de especias y alfalfa. La principal
limitante a la expansión de los cultivos radica en la escasa
disponibilidad del agua de riego y en la ineficiencia de su
utilización.
La
expansión de la superficie agrícola a través del gran cultivo
de nogales y olivos, incentivado por el diferimiento impositivo,
ha generado serios procesos de degradación de los recursos
naturales, como consecuencia de los desmontes no planificados.
El
abandono de campos por parte de los pequeños productores es
creciente, debido entre otras razones al agotamiento y degradación
del suelo (monocultivo de pimiento), el deterioro del pastizal
natural y la deforestación.
Los
escasos bosques nativos, principalmente de algarrobo, son
explotados irracionalmente, con altas tasas de extracción
(madera y leña) e impacto por la ganadería.
El
incremento reciente de la exploración y en algunos casos de la explotación
minera (con mayor efecto en algunas zonas en particular)
plantea una nueva alternativa de desarrollo, pero lleva implícito
una nueva amenaza a los recursos naturales (agua, suelo, flora,
fauna, etc.) la que se deberá minimizar. Entre los principales
problemas a solucionar se plantea la competencia por el recurso
agua con el sector agrícola, la destrucción de hábitat por la
construcción de obras de infraestructura y el efecto de la
contaminación a largo plazo.
Las
bellezas paisajísticas del área, la diversidad biológica, el
patrimonio arqueológico y cultural representan un gran
potencial para el desarrollo de las actividades turísticas y
culturales. Entre los principales inconvenientes que tiene la
actividad se destacan la falta de conciencia turística en la
población, carencia de infraestructura apropiada y escaso o
nulo aprovechamiento de la existente.
La
desertificación en la región de los valles
Se
ha evaluado que las principales causas de la desertificación
son la sobreexplotación del monte nativo, los incendios y el
sobrepastoreo en la cría extensiva de hacienda.
Estos
factores de deterioro son generados por el interés en la
extracción y venta de productos leñosos (agudizado por la
necesidad de subsistencia local), la baja aptitud productiva del
recurso natural, el deficitario nivel tecnológico de los
productores, y la falta de personal capacitado en una estructura
institucional que no asegura un adecuado contralor y
administración del recurso.
Un
elemento socioeconómico que incide adicionalmente a los
factores naturales y de uso de los recursos es el problema de la
distribución de la propiedad de la tierra. Los problemas de
tamaño de las explotaciones (alto porcentaje de minifundistas y
pequeños productores) y de tenencia de la tierra (campos
comuneros, sucesiones indivisas, tenencia precaria), profundizan
el problema económico regional y agudizan el deterioro de los
recursos.
En
las áreas bajo riego, la baja eficiencia en el manejo del agua,
los riegos inadecuados a favor de pendientes y el uso de aguas
de baja calidad que modifican el estado químico y físico del
suelo, llevan al deterioro, salinización y alcalinización de
los suelos de regadío.
El
efecto final del proceso de desertificación es identificable a
través de la erosión hídrica y eólica, el aumento del polvo
atmosférico, la generación de médanos, la invasión de
especies halófitas y terófitas, la desaparición de especies
nativas y pérdidas de la biodiversidad y los desequilibrios en
cadenas tróficas.
Las
deficiencias en la infraestructura para la producción,
inexistencia de planes de desarrollo para el pequeño productor,
la falta de información acerca de los mercados, y la
deficiencia en la organización de los productores, agudiza la
crisis sectorial y regional.
El
alto costo de los insumos energéticos, como la electricidad
para bombeo, ha obligado al abandono de la producción, ante la
deficiencia de recursos hídricos superficiales (problemas de
dotación y mala distribución del agua).
La
oferta de financiación (créditos) no se ajusta a las
necesidades locales, es inaccesible al pequeño productor y
condiciona fuertemente a la empresa rural que accede al mismo.
En
este contexto la inexistencia de asociaciones de productores, la
reducida asistencia técnica, la inaccesibilidad de los mercados
y la baja rentabilidad de la producción, conlleva al
empobrecimiento rural y al éxodo poblacional como efecto final
indeseable.
El
mecanismo de promoción económica regional a través de los
diferimientos impositivos, ha demostrado un impacto ambiental
significativo que se traduce en la aceleración del proceso de
desertificación (desmonte agresivo, erosión eólica), la
sobreexplotación de los recursos hídricos subterráneos
(desconocimiento de la tasa de extracción en relación a la
capacidad de recarga de los acuíferos), la no sustentabilidad
de la empresa (abandono del predio y erosión eólica) y la pérdida
de diversidad ambiental (impacto de la monocultura).
La
inexistencia de un ente o ámbito de participación de
organismos gubernamentales y no gubernamentales, universidades,
ONGs, etc. donde se gestionen, controlen y/o evalúen los
impactos ambientales de las actividades agropecuarias por
diferimientos impositivos, como de las grandes inversiones
mineras y las obras de infraestructura gubernamentales, coadyuva
a este proceso de deterioro.
En
este contexto regional, también se han desarrollado
experiencias exitosas que a través de la diversificación y
mejoramiento productivo contribuyen al control de la
desertificación:
-
Rotación de cultivos con forrajeras para recuperación de los
suelos en Cachi.
-
Reforestación con especies exóticas (pinos, cedros, cipreses
de distintas variedades), donde se observa regeneración natural
en La Cienaguita Santa Florentina Departamento Chilecito.
-
Elaboración de dulces caseros en Cachi y Cafayate.
-
Implementación del sistema de denominación de origen
controlado de vinos regionales en Chilecito.
-
Vivero de especies forestales autóctonas (viscote) en Belén.
-
Manejo de rodeo caprino en Cafayate.
-
Construcción de represas en Belén.
-Construcción
de embalse en Chañarmuyo (Famatina).
Estrategias
de intervención
En
el taller regional realizado en Belén, Catamarca, se definió
la necesidad de desarrollar un marco de acción para revertir
los procesos de desertificación en la región, en el contexto
del Programa de Acción Nacional de Lucha contra la
Desertificación.
Este
objetivo regional se cumplirá con la creación de un Organismo
Participativo como ámbito de discusión y generación de ideas
y acciones para la conservación del medio ambiente y el uso
sustentable de los recursos naturales.
Deberán
definirse las funciones del sector privado, de las
organizaciones no gubernamentales, universidades, asociaciones
de productores y de base. Se establecerán mecanismos de
convocatoria y de concertación para la acción intersectorial,
asegurándose la participación de todos los sectores
involucrados.
Los
elementos específicos de esta estrategia global son:
-
Promover la participación de los productores y habitantes de la
región en la resolución de los problemas causados por la
desertificación y la concientización de las comunidades
regionales afectadas, a través de campañas de sensibilización.
-
Definir las condiciones limitantes para optimizar el uso de los
recursos naturales disponibles, mejorando y creando los sistemas
adecuados de información y de comunicación, e integrando a la
ciencia y tecnología para desarrollar conocimientos
actualizados sobre la desertificación.
-
Generar capacidades técnicas e institucionales para enfrentar
el flagelo, capacitando recursos humanos para asumir acciones,
incorporando la preocupación de los procesos de desertificación
en la legislación y promocionando el fortalecimiento
institucional.
-
Generar tecnologías apropiadas, definir alternativas de
diversificación y revalorizar los productos regionales para
alcanzar mayor valor agregado.
-
Integrar el Programa de Acción de Lucha contra la Desertificación
con las Políticas Nacionales de Desarrollo Sostenible.
Los
participantes del taller consideran que los niveles de
operatividad deben establecerse a nivel nacional, provincial y
municipal, a partir de estructuras existentes e integrando las
instituciones intermedias a cada nivel.
Las
distintas Instituciones (centros vecinales, asociaciones de
productores, ONGs, cooperativas, etc.) deben participar de los núcleos
o unidades de trabajo en cada uno de los niveles operativos, según
su ámbito geográfico de actividades, asegurando un mecanismo
abierto y participativo.
Cada
nivel tendrá atribuciones y responsabilidades diferentes. El
nivel Nacional será el encargado de definir políticas
nacionales de desarrollo, priorizar y avalar proyectos, y
gestionar financiación para el programa.
El
nivel Provincial deberá establecer políticas de desarrollo,
detectar, formular, avalar y/o ejecutar proyectos, gestionar y/o
acompañar en la búsqueda de financiación, y efectuar el
seguimiento en forma conjunta con la Nación.
El
nivel Departamental tendrá que definir las políticas de
desarrollo municipal; recepcionar, priorizar y avalar las
necesidades, propuestas y proyectos de la comunidad; organizar
reuniones o comisiones con los técnicos de las distintas
Instituciones de la zona y ejecutar y acompañar el desarrollo
de las actividades.
Deberán
actualizarse y dictarse leyes para otorgar las herramientas jurídicas
que permitan llevar a cabo exitosamente las disposiciones para
el control de la desertificación. Asimismo se deberá accionar
para la reglamentación de aquellas leyes ya existentes en
materia de conservación del medio ambiente y uso de los
recursos naturales.
Proposiciones
de acciones y proyectos
Crear
un sistema permanente de información y monitoreo a través
de una red regional de información ambiental basada en el uso
de las nuevas tecnologías de detección satelital. Para esto es
necesario contar con una base de datos georeferenciales comunes
a las provincias involucradas en la región, reforzar los
equipos de relevamiento de datos locales, capacitar los recursos
humanos e integrar equipos interdisciplinarios con técnicos
sectoriales a nivel local y regional, involucrando a las
instituciones intermedias.
Definir
normas para los monitoreos, establecer los indicadores de
referencias para las distintas zonas de la región, recopilar
información y experiencias concretas, relevar emprendimientos
potencialmente agresivos para el ambiente a fin de detectar los
de mayor riesgo y aplicar los indicadores a través de
fiscalización y vigilancia. Incorporar como prerequisito para
la aprobación de emprendimientos la inclusión de una evaluación
económica del impacto ambiental. Se deberá proporcionar la
información para la elaboración a nivel provincial de mapas de
desertificación.
Definir
medidas de acción contra la degradación de los ecosistemas en
el marco de la desertificación, las que deben establecerse
fundamentalmente en los ámbitos normativo, de capacitación, de
investigación y de extensión.
Establecer
y promover sistemas de producción mejorados que permitan
incrementar la productividad agrícola y ganadera, diversificar
la producción, manejar racionalmente los recursos naturales.
Implementar
un sistema de apoyo a la producción sustentable a través
de la optimización de obras de infraestructura, saneamiento de
títulos, mejora en los servicios fitosanitarios, y la
instrumentación de mecanismos de financiación.
Garantizar
la evaluación de impacto ambiental, social y económica,
en los emprendimientos de diferimiento impositivo.
Establecer
mecanismos de monitoreo y control de las sequías estacionales,
implementar obras y acciones de mitigación, para captación de
agua y control de situaciones de catástrofe, teniendo como
unidad de análisis y de gestión a las cuencas y subcuencas de
la región.
Potenciar
las capacidades locales a través de la educación, la
extensión y la participación social en un proceso dirigido
a mejorar la calidad de vida de los habitantes y el desarrollo
sustentable de la región.
Poner
en funcionamiento la Red Nacional de Lucha contra la
Desertificación a través de las Unidades Integradas
Provinciales, continuando con los talleres regionales para
analizar los avances de las estrategias y políticas prefijadas,
con la participación de los actores involucrados.
La
región Centro Oeste
La
Región Centro-Oeste se extiende sobre siete jurisdicciones
provinciales, desde el sur de la provincia de Buenos Aires, La
Pampa, San Luis, Mendoza, San Juan y parte de La Rioja y
Catamarca. Esta área totaliza una superficie aproximada de
614.000 kilómetros cuadrados con una población de
aproximadamente 3.400.000 habitantes.
Las
actividades realizadas para la elaboración del Plan Nacional de
Lucha contra la Desertificación se diseñaron en función de
los objetivos formulados. Los mismos contemplan la participación,
la construcción del consenso y descentralización, todos ellos
enmarcados en el planteo de estrategias regionales de desarrollo
sustentable.
En
total se realizaron 15 talleres, entre jornadas de sensibilización,
jornadas preparatorias y talleres subregionales. Participaron
1.446 personas, representantes de prácticamente todos los
actores sociales relacionados con el problema de la
desertificación.
Cabe
destacar que la región involucra una amplia variedad de
ecosistemas afectados por distinto grado de desertificación,
entre los que se distinguen, por su singularidad en relación
con las demás regiones, los relacionados con el crecimiento
urbano acelerado y anárquico sobre ambientes frágiles. El
modelo de ciudad mediana, inscripta en un oasis productivo es el
que domina en la franja occidental. Esto determina un análisis
no convencional de los procesos de desertificación.
Caracterizaron
de la región
Dentro
de esta área es posible distinguir cinco grandes unidades
ambientales, muy contrastadas, que en todos los casos exceden
las jurisdicciones provinciales.
-
Altoandino y Payunia (patagonia árida)
-
Piedemontes
-
Llanuras (bolsones y travesías, chaco sudoeste, árida y semiárida)
-
Serranías secas
-
Oasis de riego
A
continuación se realiza una sucinta descripción de las mismas,
como marco general.
1.
— Altoandina (Andes
centrales) y Payunia (Patagonia árida)
Se
desarrolla a lo largo de la Cordillera de los Andes, diferenciándose
claramente tres unidades de relieve: Cordillera Principal,
Cordillera Frontal y Precordillera de La Rioja, San Juan y
Mendoza. Estas formaciones alcanzan alturas superiores a los
6.000 m s.m. (Co. Aconcagua 6.959 m s.m.) con un desarrollo
paralelo en sentido norte sur, separadas por valles tectónicos
y cortadas por valles transversales correspondientes a la salida
de las diferentes cuencas hidrográficas que los seccionan. Se
alternan diferentes pisos altitudinales que van desde
condiciones áridas a desiertos fríos, con temperaturas por
debajo de cero todo el año, y con una gradación pluviométrica
que se incrementa de norte a sur y de este a oeste. Por encima
de los 3700 m s.m. se localizan los suelos permanentemente
helados o permafrost. Dominan los afloramientos rocosos y
litosoles con extensas laderas de detritus. Las fuertes
pendientes y los procesos geocriogénicos facilitan la erosión
provocada por el pastoreo, apreciándose en los valles profundas
cárcavas, producto también de frecuentes incendios.
La
vegetación arbustiva es baja, rala y existen pastizales
importantes por su calidad. Por otra parte en los valles se
destacan las vegas de plantas herbáceas. Desde el punto
de vista fitogeográfico, en el área se encuentran algunos
elementos prepuneños, del monte y andinos.
El
uso del suelo en la región es fundamentalmente ganadero, con
incipientes actividades mineras, de recreación y turismo. Sus
cuencas ímbriferas son importantes fuentes para la generación
de energía hidroeléctrica.
Al
suroeste de la región altoandina, en la provincia de Mendoza se
extiende la región volcánica de la Payunia, unidad extensa y
compleja donde confluyen elementos de las planicies y de las
montañas. Los rasgos generales que la caracterizan son la falta
de drenaje, la existencia de cuencas cerradas o depresiones
salinas, médanos y aparatos y planicies volcánicas, con escasa
vegetación.
2.
— Piedemontes
Son
unidades de transición entre la región Altoandina y las
llanuras del este. Se trata de extensos glacis o rampas de erosión,
conformados por diferentes niveles, resultado de la combinación
de fenómenos tectónicos y erosivos. Presentan un ancho
variable, entre 10 y 50 Km, en relación directa con el tamaño
de la masa de origen, diferenciándose los grandes piedemontes
andinos de los precordilleranos y serranos, estos últimos de
reducidas extensiones locales.
El
piedemonte se encuentra disectado por numerosos ríos secos o
jadies, producto del escurrimiento lineal de las
precipitaciones. Presentan suelos pobres donde se combina
vegetación arbustiva y pastizales de lento crecimiento, escasa
biomasa y poca capacidad de recuperación. Se destacan
formaciones de jarillas (Larrea), comunidades riparias y bosques
de garabato (Acacia furcatispina), propias de la provincia
fitogeográfica del Monte. Las precipitaciones oscilan entre 250
y 300 milímetros, en sentido este-oeste, definiendo diferentes
pisos altitudinales.
3.
— Llanuras (de los Bolsones y Travesías, chaco
sudoeste, pampeana árida y semiárida)
Esta
región presenta tres áreas diferenciadas: en el oeste, los
bolsones y travesías, y por el este, las llanuras pampeanas árida
y semiárida.
Bolsones
y Travesías
El
área oeste constituye una profunda cuenca sedimentaria entre
dos bloques montañosos paralelos a la Cordillera de los Andes
al oeste y las Sierras Pampeanas Occidentales al este. Se
extiende al este de Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza. Se
eleva entre los 400 y 800 m s.m., suavemente inclinada hacia el
oriente, rellenada por sedimentos fluvio-éolicos, con carencia
en la actualidad, de drenaje superficial. Domina un modelo desértico
eólico, con formación de médanos que rompen la monotonía de
la superficie, algunos de gran magnitud como el desierto de los
Médanos Grandes, al sudeste de San Juan y noreste de Mendoza.
Los
suelos son predominantemente arenosos, limosos y arcillosos de
origen continental, y en algunos casos salinos. Dominan las
estepas arbustivas y de pastos duros, que ofrecen poca protección
al suelo. Aparecen bosques muy abiertos de algarrobo (Prosopis
spp). Las precipitaciones varían entre 100 y 250 mm, con
característica torrencial en la época estival. Hay importantes
aportes y agradación de materiales en las playas y llanuras,
originándose inundaciones y desviaciones de los cursos. La
población se concentra en las zonas irrigadas (oasis). La
actividad extractiva minera de esta zona se ve representada
fundamentalmente a través de la actividad petrolera y explotación
de salinas.
Chaco
sudoeste
Extensas
llanuras que se desarrollan al pie de los cordones serranos de
Velazco, Ambato, Valle Fértil, Ulapes y San Luis, extendiéndose
desde el este de Catamarca y La Rioja, norte de San Luis y
noroeste de Córdoba (esta última fuera del área de estudio).
Resultado del rellenamiento de grandes cuencas sin ríos alóctonos,
pero con numerosos sistemas endorreicos, que originan salares.
Se observan fuertes procesos de erosión hídrica y en menor
medida eólica.
Los
suelos son pobres en materia orgánica y esqueléticos,
generalmente arenosos. Las lluvias son escasas y torrenciales en
verano, oscilando entre los 250 y los 400 mm. al año. La
vegetación se encuentra representada por bosques xerófilos en
diversas etapas de degradación, producto de una importante
tala, sobre todo de quebracho blanco. La actividad principal es
la ganadera, disminuida en su capacidad productora. En algunas
cuencas se extienden pequeños oasis irrigados, que posibilitan
el desarrollo de actividades agrícolas, con minifundios de muy
bajo rendimiento.
Llanura
pampeana árida
Planicie
organizada a lo largo de la depresión Desaguadero-Salado, en
las provincias de Mendoza, San Luis, La Pampa, hasta el Río
Colorado. Coexisten llanuras eólicas y fluviales, que alternan
con zonas de médanos. Hacia el sur con coladas basálticas.
Extensas partes cubiertas de suelos salinos y en general poco
diferenciados, con buen drenaje y pobres en materia orgánica.
Región árida con precipitaciones que oscilan entre 300 y 400
mm., generalmente torrenciales. La vegetación se caracteriza
por estepas arbustivas, pastos duros y bosques riparios muy
abiertos.
La
región se caracteriza por una disponibilidad de recursos
limitada, estacional y aleatoria, donde el estado más frecuente
entre los componentes es el stress.
Por
otro lado la producción secundaria está limitada por la
cantidad y calidad del recurso forrajero.
La
población es dispersa (0,1 hab/km2) y el uso de la tierra más
generalizado es el ganadero extensivo. El territorio se
estructura en grandes propiedades privadas (latifundios), pero
la explotación ganadera está a cargo de puesteros que
mantienen una relación laboral, con los dueños del campo,
difusa o inexistente. Esto determina un esquema socioeconómico
que propicia los procesos de desertificación en el área.
Llanura
pampeana semiárida
Llanuras
onduladas con lomas arenosas, depresiones o cubetas de deflación,
bajos salinos, sistema de médanos ubicados en el sudoeste de la
Provincia de Buenos Aires, centro y norte de La Pampa, centro y
sur de San Luis y sur de Córdoba.
Los
suelos son de escaso desarrollo y textura liviana, de buen
drenaje y medianamente ricos en materia orgánica y nutrientes.
Las precipitaciones oscilan entre los 400 y 700 mm. Estepa
graminosa de pastos duros, vegetación psammófila, extensos
caldenales y comunidades arbustivas secundarias. Las mayores
precipitaciones en esta región permiten realizar actividades
agrícolas (maíz, trigo, girasol) y ganaderas (cría, recría,
invernada) de bovinos, con mayores densidades de población.
4.
— Serranias Secas (Chaco
Serrano)
Conjunto
de sierras antiguas como las de Velazco, Ambato, Ancasti, De los
Llanos, Malanzán, Valle Fértil, de La Huerta, Ulapes, Grande,
Comechingones y San Luis. Constituidas por cordones de profundas
quebradas, pampas de altura y sus piedemontes.
Estas
sierras poseen dos vertientes diferenciadas: la occidental, con
menores precipitaciones y una mayor pendiente, y la oriental con
pendiente más suave y mayores precipitaciones, consecuencia de
la influencia atlántica. Suele nevar en las partes altas. A su
vez se puede distinguir, desde el punto de vista de la vegetación,
bosques en las quebradas y pastizales en las pampas de altura.
El
uso predominante en las quebradas y pampas es ganadero
extensivo. En las márgenes de las Sierras aparecen oasis de
escaso desarrollo que utilizan las aguas de los arroyos que
descienden de ellas.
5.
— Oasis de Riego
Los
aparatos fluviales que descienden de Los Andes, han construido
extensos conos aluviales, con fértiles suelos que, unidos a las
obras de aprovechamiento hídrico y sistematización del riego
han generado importantes unidades productivas. Se trata de la
conquista, a través de la irrigación, de fragmentos de
desierto para crear un espacio agrícola. El enorme esfuerzo
requerido para la conquista de estas tierras queda justificado
por su alta calidad, que las hace figurar a la cabeza de las
mejores tierras agrícolas.
En
todo el país, los oasis de riego suman 1.500.000 Has.,
aprovechando la dotación de aguas superficiales y subterráneas.
Los oasis se caracterizan por el aprovechamiento intensivo de
las tierras para la producción frutihortícola. En todos los
casos los asentamientos urbanos se localizan sobre estos mismos
espacios, produciendo una competencia por el uso del suelo, que
actúa, generalmente, en detrimento de los usos agrícolas y por
añadidura afecta negativamente las economías locales. Los
ejemplos más significativos son los oasis de las provincias de
Mendoza, San Juan y los de los valles patagónicos.
Diagnostico.
Características del proceso de desertificación
1.
— Región Altoandina
En
esta región, esencialmente ganadera, son fundamentalmente dos
los factores que desencadenan los procesos de desertificación:
los incendios y el sobrepastoreo. Estos, conjugados con
condicionantes naturales: fuertes pendientes, pobre estructura
de los suelos, torrencialidad de las lluvias y escasa cobertura
del suelo, determinan que numerosas áreas se ven afectadas por
fuertes procesos de erosión hídrica.
Las
especies de gramíneas aptas para el consumo del ganado, se
caracterizan por su pobre recuperación. Estas pasturas cumplen
un rol determinante, como sustentadores del delicado equilibrio
del sistema (fijación de suelos). La retracción del estrato
herbáceo y en especial de las especies forrajeras, ha
determinado una marcada disminución de la productividad
ganadera, y la pauperización de los sectores sociales
involucrados.
Actualmente,
los gobiernos provinciales, que por derecho constitucional son
la autoridad de aplicación en la explotación de las riquezas
del subsuelo, han puesto en marcha ambiciosos proyectos de
explotación minera que previsiblemente ocasionarán procesos de
deterioro ambiental, sobre todo en relación con las fuentes de
agua.
En
la payunia o patagonia extraandina, los procesos de
desertificación más significativos son los desencadenados por
la actividad petrolera y el sobrepastoreo, en un ambiente de
alta fragilidad por sus condiciones de riesgo volcánico.
2.
— Piedemontes
Las
áreas pedemontanas presentan problemáticas similares a la región
altoandina. Sin embargo, a las situaciones enunciadas en el
punto anterior, se suman los procesos de urbanización no
controlada, la tala indiscriminada del estrato arbustivo y
bosques (los que prácticamente han desaparecido), la práctica
de deportes de alto impacto (endurismo), turismo aventura y caza
furtiva. Se desencadenan así fuertes procesos de erosión, que
se manifiestan en importantes aluviones que afectan las áreas
urbanas, localizadas generalmente al pie de las cuencas
pedemontanas.
Las
actividades minero-extractivas, principalmente petroleras y
ripieras, que generan impacto sobre los suelos e importante
consecuencia sobre la vegetación y la fauna. Los sectores
pedemontanos en contacto con áreas urbanizadas, toman el rol de
"verdaderos patios traseros" de éstas, convirtiéndose
en sitios vulnerables para la localización de basurales y
consecuentemente, para asentamientos urbanos marginales.
3.
— Llanuras (de los Bolsones y Travesías, Chaco
sudoeste, Pampeana árida y semiárida)
En
la zona de llanos secos podemos diferenciar dos sectores
socioeconómicos, el de los pequeños productores, muy pobres,
residentes en la zona y sin ninguna posibilidad de diversificación
de la economía frente al de los grandes productores que son
quienes poseen los títulos de propiedad con importantes
superficies y no residen en la zona. Este esquema de distribución
de la tierra, conjugado con un modelo económico neoliberal, que
pugna por insertarse en el mercado global, son los elementos
desencadenantes de profundos cambios socioeconómicos que
enfrenta la región. Como consecuencia de ello, la pobreza, el
abandono de tierras y el éxodo de población rural a las
ciudades, se está incrementado notoriamente.
Bolsones
y travesías
Estas
áreas, hasta las primeras décadas de este siglo, contaban con
importante bosques de especies leñosas. Producto de la tala
indiscriminada, para uso agrícola y combustible, hoy en día
esos bosques están seriamente reducidos y dañados. El pastoreo
no controlado, sumado a la desforestación, han llevado a muchos
campos a etapas de degradación, con procesos erosivos eólicos
y la reactivación de sistemas de médanos.
Las
actividades petroleras, de importante desarrollo en la zona,
ocasionan significativos impactos ambientales negativos, con
degradación de suelos por derrames de petróleo,
desencadenamiento de procesos de erosión hídrica y eólica con
la apertura de "picadas", disminución de la fauna por
caza furtiva y contaminación de recursos hídricos subterráneos
y superficiales.
Chaco
sudoeste
Las
extensas llanuras que se desarrollan al pie de las sierras
secas, se presentan como ecosistemas muy frágiles sometidos a
fuertes procesos de degradación de origen antrópico. El
sobrepastoreo, los incendios naturales o provocados, y la tala
indiscriminada, han desencadenado graves procesos de erosión hídrica
y eólica. Por otra parte, se advierte un creciente
empobrecimiento de la población rural, éxodo y abandono de
tierras.
En
las áreas agrícolas bajo riego se evidencia el mal manejo del
escaso recurso hídrico, con marcadas deficiencias en la
infraestructura y en la administración del agua. Ello provoca
procesos de salinización de suelos, en diferentes grados, y la
retracción y disminución de la rentabilidad de las actividades
agrícolas.
El
esquema de tenencia de la tierra se estructura sobre la base de
latifundios, donde se localizan pequeños puestos ganaderos. El
puestero (cuidador de campo y pastor), vinculado al dueño del
campo por una relación contractual informal o de
"hecho" (en la mayoría de los casos), es el
componente más postergado de un esquema socioeconómico anacrónico
y sustentador de profundas desigualdades. La falta de una
adecuada infraestructura vial y de comunicaciones, la
deficiencia de la red sanitaria y equipamientos educativos y el
escaso asesoramiento técnico por parte del Estado, determinan
una de las situaciones sociales más críticas de la región y
el país, y por añadidura se constituyen en el principal factor
desencadenante de los procesos de desertificación.
Pampa
árida
Esta
región, básicamente ganadera, encuentra en esta actividad, las
causas de los procesos de desertificación detectados. Si bien
se reconocen focos, donde la degradación del suelo y la
vegetación alcanzan niveles críticos (especialmente alrededor
de aguadas y puestos), en general el grado de conocimiento y
estudio de estos procesos, es muy escaso.
Como
fenómenos más destacados se pueden citar: degradación severa
del suelo, degradación en mayor o en menor grado de toda el área
de pastizales, pérdida de biodiversidad.
Por
otra parte se detecta éxodo de población rural, en distintos
grados según la zona, producto de la falta de políticas
concretas para atender la problemática rural. En líneas
generales, la infraestructura y el equipamiento de éstas áreas
es de mala calidad e insuficiente.
Desde
el punto de vista legal, se destaca le inexistencia de un marco
jurídico que contemple en forma integrada el manejo y explotación
de los recursos. El régimen de tenencia de la tierra (grandes
latifundios), y los sistemas de explotación, obstaculizan la
introducción de mejoras tecnológicas y la adopción de prácticas
conservacionistas. Se detecta en forma generalizada la falta de
conciencia y el desconocimiento sobre el tema desertificación.
Pampa
semiárida
La
combinación de prácticas agrícolas incorrectas en la producción
de cereales, el sobrepastoreo y las sequías, desataron procesos
de erosión hídrica y eólica dando origen a médanos o
reactivando los fijados. A esto debe sumarse la tala irracional,
los incendios (un millón de hectáreas en 1973), la elevada
mecanización agrícola, que hacen de esta región un área crítica
que exige prácticas especiales de cultivo.
Se
detecta una progresiva subdivisión de las propiedades por
debajo de la unidad económica. Por otra parte, existe falta de
preparación y desconocimiento de los productores, sobre técnicas
de manejo adecuadas.
Se
aprecia, en algunas jurisdicciones provinciales de esta región,
la carencia de un marco legal y político que contemple el
manejo racional de los recursos.
4.
— Sierras Secas
Las
sierras secas presentan fuertes procesos erosivos,
fundamentalmente hídricos. El sobrepastoreo en laderas y pampas
de altura, la tala indiscriminada de bosques naturales y los
incendios forestales (en muchos de caso provocados por el
hombre), son los principales factores desencadenantes de los
mencionados procesos erosivos.
Se
advierte, como actitud social, el desprecio por la vocación
forestal. Por otra parte, es evidente la carencia de apoyo
financiero y asesoramiento técnico, fundamentalmente dirigido a
los sectores más vulnerables: los pequeños y medianos
productores. Ello ha determinado que en los últimos años, se
observen un marcado procesos de transformación de la estructura
socioeconómica de esta región, que genera pobreza, abandono de
tierras y éxodo poblacional.
5.
— Oasis
Las
deficiencias de la infraestructura de riego, la inadecuada
sistematización, las costumbres y prácticas obsoletas y la
falta de asistencia técnica al productor, provocan que cerca
del 40 % de las superficies irrigadas presenten problemas de
salinización y/o revenimiento freático.
Los
procesos de desertificación en los oasis se manifiestan a través
de la salinización y sodificación de suelos. De 1.539.188 ha
cultivadas bajo riego, en la zona árida y semiárida de la República
Argentina, 584.049 has. se encuentran afectadas por procesos de
salinización (37,9%) (INTA 1986).
El
uso inadecuado del agua y las deficiencias de los sistemas de
riego y drenaje constituyen básicamente los factores
desencadenantes de los procesos de salinización.
El
36% de la superficie cultivada bajo riego presenta problemas de
drenaje, abarcando una superficie de 554.716 has.
En
algunas áreas se advierte contaminación de las aguas de riego
y de suelos, a través de derrames de efluentes cloacales,
desechos industriales y productos químicos. Ello conlleva la
disminución de los índices de productividad, la perdida de la
competitividad de los productos y sobre todo pone en peligro la
salud de la población.
La
producción agrícola de los oasis se enfrenta en nuestros días,
a cambios sin precedentes. La globalización de los mercados
impone una fuerte competitividad de los productos, exigiendo
niveles de calidad de acuerdo a estándares internacionales. El
sector de los pequeños y medianos productores, es el más
vulnerable a estos cambios, y requiere asistencia integral, como
medida tendiente a controlar los efectos no deseados del nuevo
modelo: postergación social, éxodo poblacional, aculturación
y marginalidad urbana, entre otros.
Propuestas
de acción
Se
expone a continuación un resumen de las conclusiones obtenidas
en los talleres subregionales de Mendoza, Valle Fértil (San
Juan, la Rioja y Catamarca), San Luis y La Pampa (La Pampa y Sur
de Buenos Aires).
Educación,
capacitación y concientización
Se
impone implementar en forma urgente acciones tendientes a la
educación y concientización de la sociedad en su conjunto, de
tal manera de instalar la problemática en todos los espectros
de la sociedad. Por ello, los distintos talleres recomendaron
trabajar no sólo en el marco formal educativo (todos los
niveles), sino también en el informal.
Por
otra parte, se propone generar herramientas comunicacionales y
de divulgación diferenciadas, dirigida a sectores específicos,
como políticos, técnicos, docentes y productores. Se persigue
asimismo, la jerarquización e integración de los sectores
rurales más postergados: puesteros y crianceros.
Los
esfuerzos, que desde diversos sectores (científicos,
corporativos, gremiales, estatales, etc.) se implementan
tendientes a la capacitación en los diferentes aspectos
derivados de la desertificación, carecen de continuidad y
articulación general. Por ello se propone convocar a todos los
sectores interesados con el objeto de diseñar un marco
integrador, desde el cual se planteen nuevas estrategias para la
implementación de las iniciativas, contemplando
fundamentalmente la racionalización de los recursos y la
articulación estratégica de las acciones.
Entre
las acciones identificadas, se propone un Programa Permanente de
Capacitación en la lucha contra la desertificación en la República
Argentina, con una primera etapa planificada a tres años.
Existe una propuesta en este sentido formulada en forma conjunta
entre IADIZA, GTZ e INTA.
Las
actividades a desarrollar responden a la identificación de
cuatro tipos de usuarios:
1.
— Funcionarios que
tienen a su cargo la administración y la fijación de políticas
de uso y conservación de recursos naturales.
2.
— Sector científico-tecnológico
relacionado con la generación y aplicación de conocimientos.
3.
— Sector de
transferencia de tecnología (extensionistas, promotores,
asesores, sector educativo, periodismo científico, etc.)
4.
— Sector productivo.
Las
acciones de capacitación de los grupos 1 y 2 se llevarán a
cabo a nivel nacional, las de los grupos 3 y 4 a nivel regional
y local.
Generación
de Conocimiento
El
nivel de conocimiento sobre las realidades de las diferentes áreas
de la región es heterogéneo. Se hace imprescindible el
relevamiento y estudio de los distintos ecosistemas, apuntando
al conocimiento de la génesis y dinámica de los procesos, para
obtener datos sobre la velocidad de avance de la desertificación.
Es importante el intercambio de conocimientos y la transferencia
y/o desarrollo de tecnologías adecuadas.
Para
el logro de estos objetivos, se impone que todos los sectores
involucrados, y fundamentalmente el Estado, gestione los
recursos financieros necesarios y se realice un relevamiento
exhaustivo de los recursos humanos e institucionales existentes.
Asimismo se propone la conformación de una red que integre
todos los sectores involucrados.
Se
considera de gran importancia el fortalecimiento institucional
de los organismos reconocidos en el estudio de esta temática,
orientando las investigaciones no sólo a la generación de
investigación básica sino también a la transferencia de
conocimientos a los distintos usuarios y especialmente la
capacitación de recursos humanos la divulgación y
concientización sobre los procesos de desertificación.
Metodología
Se
propone la generación de una herramienta metodológica para la
detección y evaluación de los procesos de desertificación,
orientados a la elaboración de Planes Regionales y
provinciales. Para ello es necesario definir indicadores de
desertificación particulares, afines a los parámetros usados
internacionalmente.
Los
planes regionales y provinciales deberán contar con mecanismos
políticos-administrativos que permitan su viabilidad local y
regional.
Por
otra parte, se insiste en la necesidad de contar con nuevas áreas
piloto, donde se estudien y ensayen diferentes métodos y
tecnologías alternativas en la lucha contra la desertificación,
implementándose áreas demostrativas de desarrollo sustentable
Control
Los
participantes a los distintos talleres regionales coincidieron
en la necesidad de contar con eficientes sistemas de fiscalización
y control, que garanticen el cumplimiento de la legislación
vigente en materia medioambiental: controles sobre las
actividades petroleras, mineras, industriales, caza y pesca,
urbanización desordenada.
Se
propone asimismo, que cada jurisdicción provincial cree o
refuerce sistemas de control fitosanitario, evitando la
propagación de plagas y la introducción de especies exóticas
perjudiciales. Por lo tanto se hace imprescindible reforzar las
partidas presupuestarias de los organismos gubernamentales específicos,
con el objeto de capacitar, equipar, ampliar y/o crear cuerpos
de brigadas ecológicas, guardaparques o guardambientes.
Por
otra parte se insiste en la necesidad de contar con efectivos
sistemas de prevención y lucha contra los incendios forestales.
Para ello deberán implementarse sistemas efectivos de monitoreo
y alerta temprana, y capacitar y equipar convenientemente, tanto
a brigadas específicas, como a productores ganaderos.
Recursos
hídricos
Los
problemas que se plantean a partir de la escasez y mala calidad
del agua potable en las áreas rurales, requieren de acciones
inmediatas tendientes a implementar sistemas alternativos de
provisión, rehabilitación y saneamiento de las fuentes
existentes, e incorporación de nuevas tecnologías de
potabilización. Además se requiere el estudio, diseño e
implementación de sistemas de distribución de agua potable
para casos específicos, en los en que la escasez del recurso o
las características del área, así lo requieran. Este es un
problema generalizado en las áreas urbanas de las tierras
secas.
Por
otra parte, los organismos pertinentes, deberán gestionar líneas
de créditos específicas tendientes a financiar este tipo de
proyectos, en tanto que los organismos provinciales encargados
de la administración de los recursos hídricos, deberán
estudiar el marco legal e institucional para viabilizar las
soluciones emergentes.
Se
plantea el reciclaje de los efluentes como una alternativa
importante y poco explotada para la optimización del recurso hídrico.
Ordenamiento
territorial
En
materia de ordenamiento del territorio se hace imprescindible la
formulación de un marco político-legal (Ley de usos del
suelo), que contenga y conduzca los profundos procesos de
transformación que experimenta el territorio en los distintos
ámbitos jurisdiccionales de la región.
Los
objetivos fundamentales, en materia de desertificación, que
deberá contemplar esta legislación son:
.—Definición
de los límites de las áreas urbanas, complementarias y
rurales.
.—Planificación
de los usos del suelo.
.—Ordenar
y legislar el fraccionamiento de la tierra, enfatizando el
tratamiento de las áreas periurbanas.
.—Fortalecimiento
y desarrollo de centros urbanos medios.
.—Actualización
y/o formulación de códigos urbanos.
.—Protección
de las áreas agrícolas ante los avances de la urbanización.
.—Planificación
y ordenamiento de cuencas hidrográficas.
.—Creación
de áreas protegidas.
Por
otra parte, los Municipios y gobiernos que resultan afectados
por el incremento del tránsito, en relación con la vigencia
del Mercosur, manifiestan su preocupación y solicitan la
planificación de los corredores. Se sugiere la formación de
una comisión especial que coordine los intereses sectoriales en
el proceso de integración brasilera-argentino-chilena. Esto
deberá abarcar los problemas ambientales que generen impactos y
la planificación de áreas protegidas limítrofes y cuencas
compartidas con países vecinos.
Se
recomienda la implementación de una planificación ambiental
sistémica, como base del desarrollo sustentable de la región.
Sistemas
de información ambiental
El
éxito de todo proceso de ordenamiento ambiental, y específicamente
en este caso de un Plan Nacional de lucha contra la
Desertificación, radica en gran medida en la disponibilidad y fácil
acceso a información actualizada y de buena calidad. Por ello
se propone la inmediata conformación de un Sistema de Información
Ambiental específico, subsidiario del Sistema Nacional (en fase
de implementación) y los sistemas de provinciales. De esta
forma, se posibilitaría la utilización de las estructuras ya
creadas, que garantizan confiabilidad de la información y
racionalización de los recursos.
Contaminación
Se
destacan, como factores agravantes de procesos de desertificación
en la región, la contaminación de los recursos hídricos, del
aire y del suelo.
Son
dos las actividades que generan los impactos más significativos
en la materia: las explotaciones petrolíferas y las actividades
industriales. Las primeras, no sólo provocan graves daños a
los acuíferos, sino que además los derrames de petróleo
afectan definitivamente cientos de hectáreas. Los hechos más
graves se producen cuando los derrames, derivados de la
explotación petrolífera como también de actividades
industriales, ingresan a las redes de riego o drenaje,
provocando un efecto multiplicador.
De
esta manera se ponen en evidencia gruesas fallas en los sistemas
de prevención y control, denotando carencias operativas y
marcos jurídicos inexistentes (o por lo menos endebles), en
algunas jurisdicciones provinciales. Por ello se hace
imprescindible la implementación de sistemas de monitoreo y
evaluación permanente de los riesgos de actividades petroleras
y extractivas en general.
Por
otra parte, se propone sugerir a los Gobiernos, arbitren
urgentes medidas con relación a la prevención de la
contaminación, aplicando las disposiciones emanadas de la Ley
Nacional de Residuos Peligrosos y la Ley de Conservación de
Suelos.
Si
bien, los gobiernos provinciales, en general, condicional los
nuevos emprendimientos industriales, exigiendo el montaje de
sistemas de tratamientos de efluentes y gases, las industrias
antiguas no terminan por avenirse a la actual legislación
ambiental. Este hecho pone en evidencia los fuertes
condicionamientos que posee el poder gubernamental frente a los
intereses de los sectores industriales.
Se
propone además, implementar sistemas para el aprovechamiento
integral de líquidos cloacales, que posibiliten entre otras
alternativas, la explotación forestal y frutihortícola.
No
debe dejarse de lado los problemas de contaminación de suelo y
agua que producen las actividades relacionadas con la extracción
y explotación de materiales radioactivos, con graves
incidencias, además en la salud de la población.
Urbanizacion
y desertificación
Resulta
imprescindible prevenir, controlar y revertir los procesos de
desertificación generados por el crecimiento urbano no
planificado en la región, sobre todo en las áreas más frágiles,
como los piedemontes o en los sectores con tradición y/o alto
potencial agrícola. Esto significa generar procesos de
planificación y gestión de las áreas urbanas y periurbanas
para ordenar las actividades posibles en el marco de la lucha
contra la desertificación.
El
objetivo final debería tender al desarrollo de modelos de
asentamiento urbano ambientalmente adaptados a las condiciones
locales conducentes a minimizar el riesgo de desertificación y
contribuir al crecimiento ordenado de la ciudad sobre áreas de
alta fragilidad.
Actividades
mineras
Actualmente
los gobiernos provinciales, que por derecho constitucional son
la autoridad de aplicación en la explotación de las riquezas
del subsuelo, han puesto en marcha ambiciosos proyectos de
explotación minera. En este marco de nuevas políticas para el
desarrollo de la actividad, se hace imprescindible la
reglamentación de la Ley Nº 24.585.
Si
bien la legislación en materia minera y ambiental es sumamente
precisa, al fijar las pautas y condiciones en que se tiene que
realizar tal actividad (aun faltando la reglamentación antes
mencionada), existen reservas, fundamentalmente de sectores
científicos, sobre la efectividad de los mecanismos de control
previstos. Asimismo, se insiste en apuntar que estas políticas
de desarrollo integral de la minería, deben contemplar que la
fase de procesamiento de los minerales se realice "in
situ", posibilitando nuevas fuentes de ingresos genuinos a
la región.
Por
otra parte, son casi inexistentes las acciones concretas, por
parte del Estado, para rehabilitar sitios que ya no están en
producción. Conviene destacar además la frecuente falta de
adecuación entre la legislación nacional y la provincial. Se
debe uniformizar los estándares de medición de acuerdo a la
legislación más desarrollada.
En
relación con la actividad de exploración y explotación de
hidrocarburos, se recomienda que las empresas petroleras
recompongan el daño ocasionado y no implementen como
resarcimiento la expropiación de los terrenos afectados (ya que
el valor fiscal de la tierra es mucho menor que el deterioro
realizado).
Distribución
de la tierra
El
sistema de tenencia de la tierra constituye un componente
fundamental, determinante en gran medida de los procesos de
desertificación. La experiencia demuestra que el ocupante de
tierras fiscales, sin título de propiedad, no efectúa un
manejo adecuado de los recursos debido a su inestabilidad.
Los
estados provinciales se deben plantear como estrategias
prioritarias, la implementación de programas específicos,
tendientes a revertir estas situaciones, realizando el
saneamiento de títulos de propiedad y la transferencia de las
titularidades a los puesteros, en áreas de secano.
La
Provincias de Mendoza, por ejemplo, ha puesto en marcha
programas orientados a colonización y arraigo de población en
áreas de secano. No obstante, se desconocen los resultados
obtenidos hasta el momento.
Desarrollo
social
Programas
como el mencionado en el punto anterior, junto con erradicación
de "escuelas ranchos", mejoramiento de la red vial,
instalación de sistemas de comunicación y programas de
asistencia sanitaria, constituyen valiosas herramientas
implementadas por el estado y otros sectores, que posibilitan el
desarrollo social de las áreas rurales. Sin embargo, seria
necesaria su articulación en torno a un plan rector, con el
objeto de garantizar la optimización de los recursos y la
continuidad de los mismos.
Participación
Según
se desprende de los diagnósticos de las distintas subregiones,
un elemento significativo y desencadenante de procesos de
desertificación, son las condiciones pobreza y marginación
social que reviste la población rural. Uno de los mecanismos
probados y más efectivos para revertir estas situaciones es la
integración de las comunidades locales en torno a entidades
intermedias. El principal objeto de las mismas es multiplicar el
potencial individual de los productores y competir en
condiciones más ventajosas por la colocación de sus productos.
Si bien el éxito de estas medidas depende, básicamente, de la
predisposición de la comunidad, es necesario la participación
del Estado en un rol de promotor, capacitador y asesor de estos
procesos de cambio.
Es
evidente que los esfuerzos que realizan los distintos sectores
del Estado no son suficientes, debido fundamentalmente a la
escasez de recursos financieros. Se impone por lo tanto sugerir,
tanto a los gobiernos provinciales como al Gobierno Nacional
incluir, dentro de los respectivos presupuestos anuales,
refuerzos en las partidas correspondientes. Por otra parte se
sugiere al Estado redoblar los esfuerzos tendientes a gestionar
subsidios o líneas de créditos destinados a la promoción de
la población rural.
Marco
Legal
Las
jurisdicciones provinciales de la Región Centro Oeste, cuentan
con marcos normativos ambientales en diferentes grados de
desarrollo. Mientras que la Provincia de Mendoza es la
jurisdicción que posee la legislación ambiental más completa
de la región, otras provincias necesitan consolidar sus
respectivos marcos legales para abordar la problemática
medioambiental.
Por
otra parte, el Estado Nacional, cuenta con un amplio y profundo
marco legal ambiental, que referencia y en muchos casos subsidia
las situaciones provinciales. Sin embargo, el problema común
para toda la región, no es la profusa legislación o la
ausencia de ella, sino la difícil aplicabilidad de las normas.
La desidia o la falta de recursos por parte del Estado, son los
principales motivos de la deficiente aplicación de las leyes
ambientales. Pero también se denotan fallas o ausencias de
estrategias claras en los procesos de la formación de opinión
y toma de conciencia, que en definitiva resulta un factor
determinante en el momento de aplicar las normativas.
Se
transcriben a continuación los aspectos más destacados de las
propuestas elaboradas por los talleres regionales:
1.
— Se hace necesario
formular un Código Ambiental Nacional a elaborar con una
metodología adecuada al objeto de su tratamiento, propiciando
la convergencia de intereses.
2.
— Formulación de un
Marco Legal Regional para el tratamiento de los Recursos
Naturales, como intermediación entre los marcos normativos
nacional y provinciales, teniendo presente los principios
constitucionales incorporados recientemente a la Carta Magna.
Este Marco Regional deberá contener, también, los siguientes
principios:
La
responsabilidad de los particulares respecto al uso racional de
los recursos naturales, que implica la preservación de los
mismos y la obligación de recomponer el daño ambiental, que
surge del actual art. 41 de la CN.
.—La
Acción de Amparo Ambiental, emergente del art. 43 de la CN.
.—La
previsión de una política demográfica que preserve el
equilibrio poblacional, como factor de desarrollo humano, que el
pto. 19 del art. 75 enuncia como atribución del Congreso.
3.
— Se deben realizar, en
cumplimiento de la ley vigente, las evaluaciones de impacto
ambiental de toda actividad que pueda deteriorar el ambiente;
sobre todo hidrocarburos y actividades mineras, hidroenergéticas,
agropecuarias y procesos de urbanización.
4.
— El Estado debe
garantizar la calidad de las evaluaciones de Impacto Ambiental,
rechazando aquéllas que sólo constituyan meros diagnósticos.
5.
— Impulsar, un régimen
imperativo de aplicación, para la adhesión de las Provincias a
la Ley de Suelos, puesto que afecta un interés vital de la Nación,
como es el de su misma subsistencia física, como sustento del
desarrollo poblacional.
6.
— Impulsar, en las
provincias más relegadas en materia de legislación
medioambiental, la conformación de marco legislativo básico,
como punto fundamental para la articulación de políticas
conjuntas en el ámbito regional que aborden la problemática de
la desertificación.
Estructuras
operativas
En
el punto anterior quedo explícito, que los estados provinciales
de la región cuentan con un desigual desarrollo de sus
respectivos marcos legales ambientales. Por añadidura, las
estructuras estatales encargadas de ejecutar las políticas en
los respectivos territorios, presentan las mismas falencias.
Algunas provincias han instituido el rango ministerial para
ejecución de sus políticas ambientales, mientras que otras,
tratan la temática en el ámbito de direcciones.
Estos
hechos ponen en evidencia los diferentes grados de percepción
que tienen las comunidades locales, o por lo menos sus niveles
dirigenciales, sobre los problemas medioambientales.
Se
impone por lo tanto, instalar, en el seno de las comunidades de
las provincias más relegadas en materia medioambiental, un
profundo debate sobre el tema, del cual surgirán actitudes
transformadoras que trasuntarán en la adecuación y actualización
de las estructuras del Estado.
Planes
de contingencia
Se
propone optimizar la capacidad operativa de las Direcciones
Provinciales de Defensa Civil, en la prevención y mitigación
de desastres, apoyando los planes de contingencia específicos,
fundamentalmente para incendios, sequías graves, riesgo volcánico,
inundaciones, aluviones, sismos, y accidentes con residuos
peligrosos.
Organización
Como
propuesta operativa para contar con una buena evaluación de la
situación actual en el ámbito regional, y para optimizar la
toma de decisiones a niveles gubernamentales, de ONGs y técnico,
se debe conformar una Red de Lucha contra la Desertificación a
nivel Regional. Desde el punto de vista organizativo se propone
un representante gubernamental por Provincia, uno técnico
(apoyado por un equipo interdisciplinario) y un representante de
ONGs.
Debería
fortalecerse la Red Nacional con nodos regionales, provinciales
y locales, garantizando la articulacón de los diferentes
niveles y sectores.
Financiamiento
Se
propone estructurar mecanismos que posibiliten el acceso al crédito
y desgravación impositiva destinado a regiones afectadas por
desertificación. Asimismo se recomienda propiciar la existencia
de líneas de créditos para vivienda rural similares a los créditos
hipotecarios actualmente vigentes para la vivienda urbana,
evitando de este modo la migración rural.
Se
sugiere la conformación de fondos nacionales, regionales y/o
provinciales específicos para atender los diferentes aspectos
de la problemática, con el aporte de los sectores productivo y
subsidios del Estado.
Se
sugiere estudiar las formas de crear "fondos
compensatorios" en el ámbito provincial, para resarcir a
las regiones y poblaciones afectadas por desertificación
causados por la extracción y destrucción de sus recursos
durante el proceso de desarrollo de las economías.
La
Planificación y Gestión ambiental deberán generar los
criterios necesarios para que las consideraciones ambientales
condicionen las decisiones económicas, dentro del marco del
desarrollo sustentable y de la equidad social y territorial.
Región
Patagónica
Caracterización
de la Región
La
Patagonia es una región comprendida entre los paralelos 36 y 55
grados de latitud sur, cubre un área de 780.000 Km2 y
representa aproximadamente un tercio de la superficie
continental del país. La integran seis provincias La Pampa,
Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego,
habitan 1.500.000 personas, siendo su densidad poblacional de
1,9 hab/km2.
Esta
extensa región presenta diferentes áreas ecológicas desde el
punto de vista fitogeográfico, (Cabrera 1971) en la Región
Patagónica se encuentran representadas tres grandes provincias:
Monte, Patagonia y Subantártida.
La
provincia del Monte excede el ámbito patagónico. Se extiende
por el Centro Oeste del país desde la provincia de Salta hasta
Chubut. Ocupa todo el Noreste Patagónico y florísticamente está
relacionada con la vegetación chaqueña.
Fisonómicamente
se caracteriza por el predominio de estepas arbustivas medias a
altas. En su composición florística se destaca el género
Larrea (jarillas).
El
clima es árido a semiárido, con una temperatura media anual de
13 grados. Las precipitaciomes oscilan por debajo de los 200 mm
y superan los 250 en el noreste de Río Negro.
La
provincia Patagonia está relacionada florísticamente con la
vegetación altoandina (Cabrera, 1971) y en su fisonomía
predominan las estepas bajas de pequeños arbustos y coirones.
El
clima es árido y semiárido, con una isoterma media anual por
debajo de los 10 grados centígrados. Las lluvias son escasas en
las zonas oriental y central, del orden de los 130 mm, aumentan
hacia el oeste hasta llegar a cerca de los 500 mm.
La
provincia Subantártida abarca la región cordillerana, se
caracteriza por el predominio de bosques y matorrales, en su
composición florística sobresalen las especies del género
Nothofagus.
El
clima es templado y húmedo en los distritos septentrionales; y;
frío y húmedo en los australes.
Con
abundante nieve en el invierno con un período muy corto sin
heladas. Con precipitaciones que presentan grandes oscilaciones
entre "distritos" que varían entre 550 mm en el sur
de la Tierra del Fuego hasta los 4340 mm en Laguna Frías.
Características
del proceso de desertificación
El
deterioro de los ecosistemas frágiles de la Patagonia se
inician con la introducción del ganado ovino que alteró el lábil
equilibrio del sistema.
Desde
los comienzos del poblamiento pasturil en la región y hasta el
inicio de los estudios científicos sistemáticos, ocurrieron más
de 60 años en las que se decidió la distribución y puesta en
producción de las tierras, sin un criterio de sustentabilidad y
sin el conocimiento de la estructura y funcionamiento del
ecosistema árido patagónico.
Las
principales causas del deterioro ambiental en la Región son
atribuibles en gran medida al desconocimiento del verdadero
potencial de los recursos naturales y la sobrevaloración de la
receptividad de los campos de pastoreo, que indujo a la
sobrecarga animal provocando sobrepastoreo. La disminución de
la disponibilidad forrajera es producto del reemplazo de
especies valiosas por otras no forrajeables, en ciertos
ambientes, o bien por pérdida neta de vegetación que conduce a
la formación de "peladales", áreas con cobertura de
vegetación por debajo del 20 %.
La
alteración del equilibrio suelo-pastizal natural en el
ecosistema, inicialmente imperceptible, permitió el aumento del
stock de ganado ovino hasta superar en 1952, los 20 millones de
cabezas (Gráfico Nº 2). A partir de ese momento el impacto y
las implicancias de la desertificación en la región comenzaron
a expresarse, en la disminución del número de cabezas, flujo
poblacional migratorio de las áreas rurales hacia las ciudades
y de pérdidas de puestos de trabajo, entre otros. Asociado a
este panorama nacional, a nivel internacional se observa un
tendencia a disminuir el precio de la lana y a un aumento en el
precio de los insumos del sector, esto provoca una fuerte
disminución en la rentabilidad en los Establecimientos, en
primera instancia, hasta alcanzar un impacto negativo de las
Empresas, que se traduce en el cierre y abandono de los campos.
La
disminución de la cobertura vegetal deja expuesto el suelo a
temperaturas extremas, a la acción del viento y del calor, que
en primavera y verano dan origen a las tormentas de
"tierra" que disminuyen la visibilidad y dificultan
las actividades en el campo y las ciudades. La exposición a
estos factores generaron cambios irreversibles en la estructura
y composición de los pastizales.
A
fines del siglo pasado y hasta mediados de éste, la extracción
de arbustos para leña realizada en forma indiscriminada para
consumo de la población rural y urbana como recurso energético,
potenció aún más la desertificación en grandes áreas de la
Patagonia.
La
acentuada pérdida de la cobertura vegetal (pastizal y arbustos)
coadyuvó en ambientes con un régimen hídrico estacional
asociado con relieves de pendientes moderados a fuertes, a la
formación de cárcavas provocando en áreas de la precordillera
y cordillera grandes zonas afectadas por la erosión hídrica.
Existe
asimismo grados de deterioro difíciles de cuantificar que se
vinculan a la pérdida de biodiversidad (animal y vegetal) en
Patagonia. En este aspecto el PAN entre sus objetivos deberá
incluir su análisis y evaluación, para determinar con precisión
qué especies requieren de áreas protegidas, para que las
generaciones futuras cuenten con un potencial de biodiversidad
similar a la nuestra.
En
la década de los años ‘60 el aumento de la actividad
petrolera en la región contribuyó a aumentar el grado de
deterioro del ambiente natural, la tareas de exploración,
explotación, construcción de "piletas", para el
almacenamiento del petróleo, provocaron la contaminación del
agua en los acuíferos, en especial del freático y daños a la
producción ganadera por destrucción de alambrados, pérdidas
de animales y depreciación de la lana por contacto directo con
petróleo.
La
pérdida de receptividad ganadera en la estepa patagónica
determinó que los ambientes de "mallines",
localizados principalmente en las zonas de precordillera y
cordillera, sufrieran un alto grado de deterioro por una
exagerada presión de pastoreo. Los mallines son unidades
geomorfológicas con un alto valor potencial para uso pastoril
por la calidad de las especies forrajeras, la abundancia y
disponibilidad de agua.
Diagnóstico
La
desertificación es el principal problema ambiental, social,
económico y ecológico de la atagonia. El deterioro del
ecosistema es el producto del uso inadecuado de sus recursos
naturales, en especial del pastizal natural y sus bosques.
El
sector agropecuario involucra a 12.000 productores dedicados a
la ganadería extensiva ovina, bovina y caprina, como actividad
principal, produciendo lana, carne pelo y pieles. Los valles de
regadío no son objeto directo de intervención y por lo tanto
las empresas agrícolas que los componen no se incluyen en las
cifras que se indican precedentemente.
El
poblamiento de la Patagonia presenta notorias diferencias, en
gran parte, asociada a una gran heterogeneidad de ambientes y
razones culturales, con gran incidencia en el tamaño de los
predios y tenencia de la tierra. En el sector austral existe
predominancia de establecimientos o estancias de grandes
dimensiones. En el Norte, las unidades extensivas se
caracterizan por ser chicas, minifundistas, con un poblador
rural de raíces indígenas.
Número.
de explotaciones ganaderas por provincia, estratificadas según
número de animales.
NUMERO
DE CABEZAS
|
NEUQUEN
*
|
RIO
NEGRO
*
|
CHUBUT
**
|
SANTA
... CRUZ
**
|
T.
DEL FUEGO
|
TOTAL
|
menos
de 1.000
|
3.086
|
3.004
|
1.453
|
205
|
—
|
7.748
|
1.001
a 2.000
|
292
|
661
|
528
|
184
|
7
|
1.672
|
2.001
a 4.000
|
80
|
482
|
511
|
239
|
4
1.316
|
|
4.001
a 6.000
|
30
|
168
|
175
|
124
|
10
|
507
|
6.001
a 8.000
|
17
|
82
|
57
|
46
|
11
|
297
|
8.001
a 10.000
|
6
|
33
|
38
|
17
|
8
|
64
|
10.001a15.000
|
9
|
46
|
30
|
29
|
5
|
89
|
15.001a20.000
|
12
|
13
|
3
|
13
|
4
|
42
|
más
de 20.000
|
9
|
16
|
12
|
12
|
8
|
45
|
TOTAL
|
3.541
|
4.505
|
2.808
|
869
57
|
11.780
|
|
*
Comprende combinación de ovinos, caprinos y bovinos expresados
en E.O.S. (Equivalente Oveja Seca).
**
Comprende sólo cabezas ovinas.
El
sistema productivo (ovinicultura) colapsó a partir de la década
de los años cincuenta después de alcanzar el máximo stock de
cabezas de ganado, su disminución en primera instancia estuvo
asociada con la alternacia de ciclos secos y húmedos, pero no
fue óbice para que estudiosos y pobladores alertaran sobre la
manifestación del deterioro de los recursos naturales por
sobreuso (Bailey Willis, 1914, Fichs, 1930, Soriano, 1956, entre
otros) y advertían sobre los riesgos de la explotación
incontrolada en ambientes con las características de fragilidad
de la Patagonia. En la actualidad la sociedad patagónica en su
conjunto (rural y urbana) es consciente del deterioro de sus
recursos naturales y la internalización de la problemática se
visualiza en los numerosos encuentros y talleres para tratar el
problema de la desertificación en distintos foros
gubernamentales y no gubernamentales.
La
Patagónica argentina, es quizá, la región a nivel de país
que cuenta con el mayor nivel en generación de tecnología y un
caudal de información disponible para la prevención y control
de la desertificación.
En
la última década los esfuerzos de gobiernos nacional y
provinciales, junto a los actores directos, los productores,
ayudados por las agencias tecnológicas, como el Instituto
Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Centro Nacional
Patagónico (CENPAT), las Universidades de la Región, con la
cooperación de organismos internacionales, como la GTZ, han
articulado proyectos tendientes a interpretar el problema de la
desertificación y en lo posible visualizar un escenario de
soluciones a nivel regional.
Esta
acción mancomunada ha permitido determinar la gravedad del
problema y visualizar posibles soluciones a través de nuevos
enfoques productivos que van desde la intensificación de la
producción actual (lana y carne), hasta la reconversión de las
empresas agropecuarias. Los nuevos escenarios productivos
abarcan una extensa gama de posibilidades que van desde el
aprovechamiento de la riqueza paisajista, la fauna, el
agroturismo, la agriculturización de las áreas con
disponibilidades hídricas y condiciones agroecológicas específicas
para ciertos cultivos, entre otras.
El
sector agropecuario ha sido por su importancia el priorizado en
las áreas de investigación, extensión y transferencia y se
considera que por el nivel de actividad en el futuro continuará
siendo el receptor de importantes aportes tecnológicos.
Al
analizar y evaluar los aportes de los actores directos e
indirectos en los Talleres Regionales realizados en el marco del
Programa de Acción Nacional de Lucha Contra la Desertificación,
se observa que existen aspectos esenciales pendientes de solución,
por su importancia, lo relativo a la educación a distancia, la
capacitación de los productores, el asociativismo, para
solucionar los problemas de escala a nivel productivo y bajar
los costos, el fortalecimiento institucional, el marco legal, la
tenencia de la tierra y la generación de mecanismos financieros
destinados a prevenir y controlar la desertificación mediante
la adopción tecnológica, surgen como principales acciones
futuras que el Programa de Acción Nacional deberá contemplar a
nivel regional.
Una
síntesis sobre el grado de conocimiento del problema de la
desertificación en la Patagonia se describe a continuación:
1.
— Existe un grado
importante de concientización sobre la temática de la
desertificación en la sociedad patagónica, en el ámbito rural
y urbano.
2.
— Se cuenta con
información sobre el estado actual de la desertificación de la
Región Patagónica escala 1:1.500.000 (800.000 Km2). Un 85 %
presenta daños de desertificación medianos a graves.
El
Mapeo fue realizado sobre imágenes NOAA-AVRR (Mapa Nro. 2,
Fuente INTA-GTZ).
3.
— En base a esa
información se desarrolló un Sistema de Soporte de Decisiones
-SSD para cada provincia patagónica. Estos sistemas se basan en
los potenciales y problemas relevantes identificados, con un
enfoque a la sostenibilidad de los recursos naturales, se
proponen estrategias de desarrollo para la ganadería
tradicional y para la incorporación de alternativas
productivas. Los SSD son herramientas de información de uso fácil
y en consecuencia de alta utilidad para la toma de decisiones
políticas, basadas en información actualizada. (Fuente
INTA-GTZ).
4.
— Se dispone de
protocolos de tecnología probada para los productores. Algunos
de los usuarios pagan los relevamientos y diagnósticos que
integran la planificación predial de las unidades productivas
para lograr el uso sustentable de los recursos naturales y la
rentabilidad económica de la Empresa. (Fuente INTA-GTZ).
5.
— Se cuenta con un menú
de alternativas productivas factibles de ser incorporadas en las
provincias patagónicas: intensificación de la producción de
carne ovina y bovina, en áreas de alto potencial forrajero.
Agroturismo: en Santa Cruz 35 estancias han sido incorporados a
esta actividad. En algunos casos como actividad complementaria y
en otros como sustituto de la ganadería extensiva. La
agricultura es posible en establecimientos con disponibilidad hídrica
superficial en cantidad y calidad. Se validan distintos
cultivares (ajo, fruta fina, entre otros).
6.
— Se cuenta con equipos
interdisciplinarios para la asistencia de grupos de productores
en el proceso de intensificación y reconversión de sus
empresas para alcanzar propuestas sostenibles (incluye
asistencia agronómica, análisis económico-financiero) y
animación de procesos grupales y asociativos.
7.
— Un importante avance
se ha logrado en la compilación, análisis y evaluación de
normativas legales existentes a nivel regional y nacional, en
comparación a las normas internacionales con respecto a la
sustentabilidad en el uso de los recursos naturales.
Consecuencias
económicas de la desertificación
La
información disponible de los censos ganaderos para las
provincias de Chubut y Santa Cruz correspondientes a los
años 1937, 1947, 1952, 1960, 1963, 1975, 1978, 1988 y
1993, indican un aumento de las existencias ovinas hasta
1952 y una disminución, con altibajos, que en los últimos
años se ha acentuado.
El
sector agropecuario, excluyendo los valles contribuye al
Producto Bruto Regional (PBR) con $ 271.500.000, que
corresponden a la producción de lana, carne, pelo y
pieles. El 40 % de esta producción es destinada a
exportación.
La
reducción de las existencias ganaderas, generalizadas a
partir de 1984 para la provincia del Chubut superan el
50 % de la carga máxima histórica en algunos de los
Departamentos de acuerdo a los datos de las encuesta
ganadera de 1995. Situación similar se plantea en la
provincia de Santa Cruz.
La
disminución en la producción como consecuencia de la
caída del stock en ambas provincias considerando el período
1960-1995 y tomando como base el nivel de producción de
4 kg/ animal y al precio histórico de lana de $ 2, el
Ingreso Bruto no Percibido (Pbnp) acumulado supera los $
300.000.000. Si consideramos la carne y las pieles las
cifras se aproximan a los $ 500.000.000.
A
estas pérdidas económicas significativas deben
agregarse la pérdida de 2500 puestos de trabajo
permanentes y de 250.000 jornales temporarios por año.
Por
otra parte, teniendo en cuenta que el valor inmobiliario
de los campos de la región se establecen en función de
la capacidad de carga o receptividad, el proceso de
desertificación ha producido una fuerte descapitalización
del sector.
Otras
consecuencias, difíciles de cuantificar son la merma de
las fuentes de agua, por disminución de la tasa de
infiltración y aumento de los sedimentos en la
escorrentia superficial, que trae aparejada la colmatación
de las represas de las grandes obras hidroeléctricas.
|
Existen
otros impactos difíciles de cuantificar que se
relacionan con la pérdida de biodiversidad (vegetal y
animal) y el deterioro de los recursos naturales por
sobreuso (potencial perdido). En la Patagonia el 85 % de
la superficie presenta daños de desertificación de
medianos a graves. Los bosques andinos patagónicos
presentan un alto grado de deterioro no cuantificado, el
PAN deberá contemplar acciones tendientes a revertir
esta situación.
|
Estrategia
de intervención
El
concepto de desarrollo sustentable es el eje central de la
estrategia de intervención del PAN. Durante la realización de
los Talleres Regionales los principales actores involucraron a
diferentes componentes para lograr un visión integradora de la
desertificación y diferenciaron distintos niveles de intervención.
Los
componentes abordados por los asistentes en los Talleres
Regionales abarcan el campo educativo, con especial hincapié en
la difusión para concientizar a la comunidad en general a través
de una política comunicacional consensuada, cuyo retorno por
parte de los actores sociales serán las propuestas para el
logro del desarrollo sustentable.
Con
respecto a los diferentes niveles de intervención se acordó
instrumentar políticas que cubran un amplio espectro del sector
productivo, esto es, grandes productores, pequeños y medianos
-Py- MES, y minifundistas.
La
existencia de un marco legal con autoridades de aplicación
constituidas y una sociedad con opinión pública formada sobre
el uso sustentable de los recursos naturales, que permita un
control legal-social sobre las prácticas y el manejo de los
sistemas de producción, se considera imprescindible.
Lo
expuesto en el punto anterior implica contar con normativas
legales elaboradas con criterios sostenibles para los recursos
naturales y su manejo a nivel predial y regional.
La
capacitación de los productores, el mayor conocimiento de los
factores sociales que limitan la adopción tecnológica, la
difusión de los resultados y la formación de opinión a través
de los medios masivos de comunicación, apuntan a cambiar las
motivaciones que configuran la demanda regional.
Entablar
con los decisores políticos mecanismos para abordar las
posibles soluciones a la problemática de la desertificación
mediante políticas consensuadas en lo tecnológico, la
capacitación de recursos humanos y de recursos financieros
orientados a incrementar la utilización de tecnologías
sustentables se consideran vitales en la prevención y lucha
contra la desertificación.
Para
alcanzar el desarrollo sustentable y en consecuencia una mejor
calidad de vida de la población rural y urbana patagónica, y a
modo de síntesis surge de los Documentos de los Talleres
realizados en Río Gallegos y Chos Malal, las propuestas de
acciones que a nivel regional se consideran esenciales:
1.
— Profundizar en la
comunidad patagónica la problemática de la desertificación a
través de la concientización y toma de opinión a nivel de
comunidad en general, educadores, dirigentes (públicos y
privados), decisores políticos, entre otros, manteniendo la
identidad cultural de la región.
2.
— Diseñar y poner en
funcionamiento un Sistema de Monitoreo Ecológico-SME que
produzca mapas sobre el estado y tendencias de la desertificación
a nivel de la región.
3.
— Desarrollar e
instalar una Base de Datos, con un contenido selectivo de
variables en lo social, económico y ambiental, que permitan la
interpretación de la realidad productiva regional actual e
imaginar un escenario futuro en base a las potencialidades de
los diferentes ambientes.
4.
— Potenciar el
fortalecimiento institucional regional y promover las
organizaciones sociales (Red).
5.
— Instrumentar
mecanismos financieros (créditos, degravaciones, entre otros)
de estímulos destinados a generalizar la utilización de
tecnologías disponibles para el uso sostenibles de los recursos
naturales.
6.
— Potenciar el uso de
los medios de comunicación social entre la familia rural que
vive en el campo con el resto de la comunidad, (telefonía
rural, teleeducación a distancia, entre otros) para fortalecer
el arraigo familiar al medio rural.
7.
— Realizar estudios de
impacto generado por la actividad petrolera.
8.
— Implementar acciones
tendientes a la regularización de la tenencia de la tierra, en
especial en áreas con población de raíces indígenas.
9.
— Elaborar un marco
legal fundado en criterios sustentables que integre los recursos
suelo, bosque, pastizal y agua, e incorpore las prácticas de
manejo sustentables y contemple los desvíos significativos del
deterioro que generan las actividades como la minería y el petróleo.
10.
— Presentar la
información obtenida por la instrumentación del PAN, en
formato simple, tipo Sistemas de Soporte de Decisiones, que
permita a los decisores políticos, utilizarla como herramienta
para el planeamiento cuando se trate de generar políticas a
nivel regional, provincial o nacional.
11.
— Desarrollo de
tecnologías adecuadas para sistemas ganaderos en la Patagonia:
Intensificación
Incluye
la evaluación del pastizal natural, ajuste de carga animal y
suplementación estratégica para engorde de refugos, obtención
de corderos primicia y supervivencia de majadas ante emergencias
climáticas, cruzamientos con razas de aptitud carnicera,
control de predadores.
Diversificación
Incluye
la definición de nuevos escenarios productivos posibles, acompañando
los sistemas de producción actuales en consonancia con la
dimensión de los establecimientos, perfil del productor y nivel
de capacitación.
Implica
un alto grado de agriculturización en los valles patagónicos,
al sur del Río Negro. En Establecimientos con disponibilidad hídrica
en cantidad y calidad, que reúnan condiciones agroecológicas
para cultivos específicos (agricultura orgánica).
El
agroturismo es un perfil productivo de excelencia en la región
patagónica por la diversidad de ambientes y riqueza paisajística,
que se conjuga con la infraestructura de los cascos de estancias
del siglo pasado.
Aprovechamiento
de la fauna y flora, su transformación en productos con marca
de origen (carne de choique, guanaco, otros).
Mercados
y Comercialización
Diseño
de una Unidad de Estudios y Mercados-UEM.
La
UEM tendrá como objetivo principal el monitoreo de la tendencia
de la producción ovina en general (lana, carne, queso, cuero),
su precio, costos de insumos, entre otros, nacional, regional e
internacional.
Búsqueda
de nichos de demanda a nivel nacional e internacional para
productos patagónicos.
Capacitación
de los productores en manejo y gestión empresarial.
Integración
vertical (artesanías, lana y pelo, carne ovina queso).
La
búsqueda de nuevos modelos productivos que garanticen la
rentabilidad de las PyMES y la sustentablidad de los recursos
naturales, está orientada a recuperar la producción carnicera
de la empresa y un mayor agregado a través de la integración
con la industria de un producto diferenciado por su calidad y
origen (cordero patagónico, escabeches, paté, jamones, otros)
de carne ovina patagónica.
En
economías de subsistencia un esfuerzo similar debe realizarse
apoyado en las raíces culturales de los pobladores, impulsando,
a través de la organización, el asociativismo de las artesanías
de tejidos de lana y pelo.
Un
área todavía no abordada suficientemente es el procesado y
confección de prendas de vestir a partir de cueros y pieles a
nivel de productores minifundistas a través emprendimientos
asociativos.
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